Andrés Tarazona
La naturaleza nos ha creado para dar de nosotros mismos, para aportar vida y valor a nuestro alrededor. Esto es algo que podemos con tan sólo contemplar un árbol que da fruto.
Un árbol que da fruto no los da para sí mismo, lo mismo ocurre con la cantidad de oxígeno que genera. Esta misma capacidad de crear vida para dar la vemos también en la vibración de los elementos naturales.
La vibración del agua tiene sentido y aumenta su vida cuando tiene posibilidad de nutrir la energía de la madera. La vibración de la madera cobra sentido cuando alimenta al fuego. La vibración del fuego adquiere mayor luz cuando fortalece a la tierra. La tierra aumenta su poder cuando puede dar fuerza a la vibración del metal y la vibración del metal aumenta su nivel curso cuando puede dar más vida al agua.
Este ciclo armónico, que se corrobora en la medicina tradicional china y en filosofías como el Feng Shui, es la base sobre la que he podido comprender el motivo por el que algunas personas y viviendas vibran en un ciclo de control en lugar de fluir en un ciclo de expansión.
Tomando la vibración de los elementos como una metáfora, y poniendo como ejemplo la interacción entre la vibración del agua con la de la madera y la de la madera con la del fuego, me resulta más fácil explicar el motivo del origen del control.
Cuando la vibración de la madera recibe la fuerza del agua, pero no tiene la posibilidad de dar ella misma fuerza al fuego, se vuelve controladora, cambia su inercia evolutiva y comienza a absorber más cantidad de agua de la realmente necesaria.
Si esto lo llevamos a las personas, podemos ver a personas que son controladoras y absorbentes porque no tienen opciones de desarrollar sus talentos o su vocación, no pueden vivir o expresar sus sentimientos, o no han podido llevar a cabo alguna gran ilusión.
Esta sensación de control por frustración es lo que percibo cuando entro a una vivienda en la que habita alguna persona con esta inercia.
A través del ambiente me resulta fácil interpretar qué tipo de vibración es la que no fluye y qué tipo de reflejo personal está dando como resultado.
Siguiendo el ejemplo anterior, en una vivienda con carencia de la vibración de fuego, es fácil percibir cómo alguna de las personas que habitan dicha vivienda tiene la inercia de limitar su propio crecimiento personal o económico al no poder dar de sí misma y se convierte de esta forma en una persona controladora de sus propios sentimientos, además de convertirse en absorbente para algunas personas de su alrededor.
La magia ocurre cuando se equilibra la vibración del fuego en su vivienda por medio de algún objeto decorativo que active dicha vibración para generar, de ese modo, un ciclo armónico y observar cómo la persona controladora suelta el control y se centra en crecer personalmente para dar valor a los demás.
Si estás sintiendo en tu propio interior, en tus tendencias o en las de alguna persona con la que estés viviendo una actitud o necesidad de control, estos 3 pasos pueden ayudarte a cambiar la vibración, dependiendo de si eres la persona controladora o la controlada.
Si tú eres una persona controladora
1. Comienza a poner en marcha o a llevar a cabo tareas en las que disfrutes haciendo algo por los demás de forma desinteresada. Puede ser a través de una ONG, o simplemente cocinando una receta para invitar a una persona con el único interés de nutrirle.
2. Observa, cuando te centras en alguna tarea en la que disfrutas aportando valor sin esperar nada a cambio, qué temor te surge y cuándo y para qué emerge tu necesidad de control.
Puede ser, por ejemplo, que observes un temor a perder a tu pareja.
3. Trata de discernir si el temor que has observado en ti tiene una base con sentido común o es algo irracional.
Si tiene base con sentido, por ejemplo, una duda real de infidelidad o de desconfianza, plantearte seriamente si tu felicidad está realmente junto a esa persona puede ayudarte a soltar la necesidad de control conforme te comprometas realmente a ser feliz y a compartir tú con los demás.
Si tu temor es inconsciente y no tiene ninguna base racional, abrirte y confiar en la otra persona mientras no sientas lo contrario puede ayudarte a disfrutar más de lo que has venido a entregar.
Si eres una persona que sufre el control por parte de alguien con quien convives
1. Busca tener más contacto con alguien o con alguna tarea que te aporte respaldo y fuerza. Puede ser hablar más con alguna persona que sepas que te va a apoyar de forma desinteresada, o realizar alguna actividad que aumente tu integridad o fuerza interior como el yoga, algún arte marcial o chikung.
2. Al ser la persona que sufres la vibración del control, prueba a compartir con la persona de la que lo recibes la necesidad de ganar libertad de expresión, a la vez que le propones alguna actividad juntos que conlleve ayudar a los demás.
3. Sí observas que la persona controladora no cambia de actitud, abrázate muy fuerte por dentro y toma la decisión de guiarte por el camino por el que tu intuición te acerque a tu libertad.
Una vez superes el temor de salir del control y te sumerjas en la belleza de la incertidumbre, tu vida aumentará de luz y tus talentos podrán subir de nivel.
La capacidad de confiar pese a la incertidumbre fortalece uno de los músculos más sutiles y luminosos de nuestra experiencia humana: el músculo de la certeza interior.
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