Cómo puede tu hogar elevar tu nivel de consciencia

Y nuestra esencia espiritual impregne cada aspecto de nuestro interior y de nuestro alrededor

Andrés Tarazona

Para poder entender este artículo y, sobre todo, para poder poner en práctica lo que trato de exponerte en él, puedes aplicar el concepto de hogar a aquel espacio que esté suponiendo, en estos momentos para ti, un buen refugio.

Puede ser una vivienda completa, una habitación, un estudio donde vives y trabajas, una caravana, tu vehículo o un despacho.

Sea el lugar que sea, es importante que sientas que en estos momentos de tu vida ese lugar es donde te sientes a salvo, logras desconectar de aquello que te tensa y puedes lograr un descanso reparador al menos en algunos instantes del día.

Una vez has determinado el lugar que consideras tu refugio, observa si su orden y organización muestra tus prioridades personales.

Observa, por ejemplo, si en este momento de tu vida lograr la perseverancia de meditar es una prioridad esencial y si ese lugar que sientes como refugio muestra esa prioridad o facilita que lo sea.

En el caso de que no sea así, observa qué tipo de prioridad muestra tu hogar y siente en tu interior qué tipo de pruebas es más importante: la exterior o la interior.

Te pongo el siguiente caso como ejemplo.

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Una chica contactó conmigo porque no lograba mantener el orden en su vivienda y creía que se debía a algún tipo de bloqueo energético. Llevaba tiempo queriendo iniciar una formación que le ayudaría a ganar un sueldo extra y lo sentía como una prioridad. Sin embargo, se había separado hacía poco y debía también atender a su hija, por lo que la vivienda, por mucho que la ordenara los fines de semana, volvía al caos a los pocos días.

Visité la vivienda y observé que lo que mostraba el desorden que acumulaba era todo relacionado con la atención a su hija: juguetes, cuentos, pinturas y muñecos se repartían por toda la casa.

Cuando conectaba con ella, no obstante, percibía su frustración interior por no lograr el tiempo y el espacio para estudiar.

Le traté de explicar lo que intento compartir contigo en este artículo.

Le recomendé observar estas dos realidades:

  • La externa mostraba que la prioridad era la hija.
  • La interior mostraba que la prioridad era estudiar.

Esta incoherencia entre las dos realidades es lo que hace que la paz interior no florezca y, además, no podamos disfrutar de aquello a lo que realmente debemos prestar atención.

De nosotros depende optar por una prioridad y otra.

En el caso de la chica, en cuanto vio con claridad su verdadera realidad, se echó las manos a la cara y se puso a llorar. Sin duda su prioridad era su niña.

Quedaban pocos meses para que empezara el colegio y deseaba disfrutar de ella al máximo. Sabía que cuando la pequeña empezara el colegio dispondría de más tiempo para poder estudiar.

En el momento en que su mundo interior se ordenó en coherencia con su mundo exterior, la paz acampó en su vida y, lo que es más importante, su mundo espiritual también se desplegó.

Donde hay conflicto no puede florecer el espacio que el Espíritu necesita para exponer su belleza.
En el momento en que el conflicto deja de tener motivos para ser y se diluye dando paso a la paz, nuestro nivel de consciencia aumenta conforme nuestra esencia espiritual impregna cada aspecto de nuestro interior y de nuestro alrededor.

andres@andrestarazona.com



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