Cristina Sanz Ferrero.
Entrenadora Certificada de Disciplina Positiva para Padres y Aula
En mis años de aula, amar y creer profundamente en lo que hacía era sencillo porque trabajaba con las personas mas auténticas y agradecidas: los niños.
Sin embargo, había una parte de mi trabajo que me estresaba y preocupaba mucho: los conflictos entre ellos y también conmigo. En mi primera formación profesional de posgrado en Educación en 2004 (Posgraduate Certificate in Education-PGCE) en la Plymouth Marjon University en Inglaterra estudiábamos “Classroom Management” para lidiar con ese aspecto del día a día.
Aprendí muchas cosas de valor para mi profesión como profesora de lenguas extranjeras, pero el manejo respetuoso de las relaciones interpersonales no era una prioridad en el plan de estudios.
Muchos programas educativos se basan en la motivación externa, eso quiere decir que se basan en premiar de una forma exagerada o en criticar y castigar en un intento de motivar a los alumnos a mejorar desde fuera.
Era como si fuésemos los profesores quienes tuviéramos más interés, más incluso que los estudiantes, de tener éxito, mucho y todo el tiempo, y si no era así habían consecuencias por no haberlo hecho bien desde el principio.
La visión tradicional cree erróneamente que esto los ayudará a aprender de cara al futuro, pero lo cierto es que no es así, y lo peor es que daña la relación adulto-niño, además de su autoestima, que es lo que nos mueve a seguir adelante.
Años más tarde, en 2011, asistí al taller que cambiaría esta visión equivocada de la motivación para siempre en mí y en mi trabajo como maestra: Disciplina Positiva en el Aula. Aprendí que ayudar a los niños a mejorar empezaba por confiar más en ellos y ayudarlos enseñándoles formas de solucionar, no de control externo por parte del adulto.
Lo que esto provocó fue un cambio enorme en el clima del aula y una gran curiosidad por parte de los niños en cómo ayudarse a sí mismos y a los demás. Marcó el fin de la era de la maestra omnisciente que tiene el control de todo y el comienzo de una nueva forma de entender el comportamiento humano y las relaciones personales.
Mi mayor aprendizaje, más allá del contenido académico, fue descubrir lo crucial que es para la vida fomentar las relaciones sanas desde las aulas. Para eso comprender que la motivación ya viene de adentro y que se proyecta hacia afuera cuando nosotros los adultos lo permitimos, es lo mismo que avivar el deseo de lograr y de superarse, el cual está dentro del ser humano ya al nacer.
Es nuestro rol sacar hacia afuera esa motivación y sabiduría en lugar de creer que tenemos que crearlo de la nada. La explicación es muy sencilla: el deseo de aprender, de sentirse como uno más y poder llegar a ser adulto capaz ya existe en cada persona, es una de las necesidades básicas del ser humano desde que nace: pertenecer y sentirse significativo, útil.
Disciplina Positiva en el Aula me ayudó a comprender esto profundamente y estoy muy agradecida por ello, como profesional de la educación y de la salud mental y también como persona que siente y actúa un poco mejor cada día.
No puedo dejar de dar las gracias porque las nuevas ideas que llegaron con esta formación maravillosa, que son ideas universales que todos queremos para la humanidad, también son una metodología alentadora para los comprometidos y a menudo estresados docentes. Por eso recomiendo esta formación que ayuda experimentar y a enseñar esos principios en los que todos queremos progresar y mejorar.
Modelo de salud
Disciplina Positiva en el Aula nace de un modelo de salud basado en el aliento y no en la patologización. Sus ideas y estrategias están basadas en los principios universales de respeto mutuo, pertenencia y cooperación que señalaba como centrales para la salud mental la escuela de Psicología Individual creada por Alfred Adler en respuesta a sus discrepancias con el Psicoanálisis freudiano.
Salud mental es sinónimo de hacer sentir al otro parte del grupo, como un ser único capaz, valioso y en continuo proceso. Esto es posible cuando se valora ante todo el camino y no tanto se evalúa un resultado determinado o un “debería”. Cuando el entorno comprende al niño y le alienta más allá de cualquier etiqueta que pueda definir lo que pensamos que le ocurre, entonces surgen la conexión, la confianza y el progreso.
Las 7 percepciones y habilidades significativas son creencias y habilidades empoderantes que ayudan a que los niños tengan éxito en la escuela y en la vida, y son las siguientes:
- Soy competente.
- Contribuyo de formas significativas y soy realmente necesitado.
- Utilizo mi poder personal para tomar decisiones que tienen una influencia positiva en lo que me sucede a mí y a mi comunidad.
- Tengo autodisciplina y autocontrol.
- Puedo trabajar de forma respetuosa con los demás.
- Entiendo cómo afecta a otros mi comportamiento.
- Puedo desarrollar habilidades de sabiduría y juicio practicándolas todos los días.
Las desarrollaron Jane Nelsen y Stephen Glenn, dos adlerianos, en su libro “Educando a niños autosuficientes en un mundo indulgente”.
Beneficios para estudiantes y maestros
El ambiente del aula pasa de ser directivo y exigente a colaborativo, compasivo y de mejora continua. Se pone en valor a todas las personas y eso hace que saquen lo mejor de cada una.
Las habilidades de vida que se van adquiriendo van impulsando a los más desalentados a recobrar las ganas de mejorar, porque recobran la fe en sí mismos. Este efecto dominó impulsa los resultados académicos y las competencias en materia de hábitos de estudio.
Lo mejor de todo es que las relaciones interpesonales florecen y los alumnos son hábiles en trabajar juntos en encontrar soluciones para sí mismos y para los demás, que ya no son competidores sino compañeros de vida.
Herramientas
De las 52 estrategias firmes y amables de Disciplina Positiva en el Aula, estas son algunas de mis favoritas:
- Tener fe.
- A la altura de los ojos.
- Juego de roles.
- Errores son amigos.
- Conexión antes que solución.
- Rueda de opciones.
- 4 pasos para resolver problemas.
- Reuniones de padres-maestro-estudiante.
- Validar sentimientos.
- Autocuidado.
- Haz algo inesperado.
- Enseñar tiempo fuera positivo.
- Pautas de clase juntos.
Certificación
El programa adleriano Disciplina Positiva en el Aula fue creado por Teresa LaSala, Jody McVittie y Suzanne Smitha, adlerianas especialistas en el ámbito escolar y de la salud. Se basaron en el trabajo de Jane Nelsen y Lynn Lott para concebir este programa de crecimiento socioemocional en el mundo de la educación.
Para certificarse en Disciplina Positiva por la Positive Discipline Association se deben realizar las formaciones facilitadas por entrenadoras certificadas de Disciplina Positiva (CPDT) que se han formado a través de la Positive Discipline Association (PDA) y están avaladas y autorizadas por la asociación de EE. UU., la creadora del programa.
Además de la obtención del diploma oficial, también se recibe apoyo y formación continua al pasar a ser miembro de las asociaciones oficiales de EE.UU. y de España. Y si se desea, formar parte del movimiento de Disciplina Positiva, una red mundial de apoyo.
Los grupos mentores son puestos a disposición de forma gratuita como una contribución al desarrollo mutuo, para seguir el proceso acompañado por otras personas que quieren enseñar y vivir en un mundo más colaborativo, compasivo y feliz.
***
La autora de este artículo -terapeuta adleriana montessoriana y creadora de Life Skills Escuela para la Vida- estará facilitando el próximo Taller de Certificación Internacional Disciplina Positiva en el Aula, el 23 y 24 de julio de 2022, en el Hotel Zenit en Valencia, en grupo reducido. Plazas muy limitadas. Información en https://escuelalifeskills.com/