La libertad que ofrece ser asertivo

Las claves de comunicar con seguridad y de modo adecuado aquello decimos

Daniel Jones

Ser asertivo implica saber comunicar: el vocablo asertividad proviene del latín, asserere, assertum, y significa aseverar, o dicho de otra forma, comunicar con seguridad y de modo adecuado aquello decimos.

De ahí que la asertividad esté relacionada con la afirmación de la propia personalidad, la confianza en uno mismo y la autoestima.

En la práctica, una persona asertiva se siente con libertad para expresarse de la forma más correcta, adaptándose a las diversas situaciones que se le van presentando.

Las relaciones interpersonales pueden ser una fuente de satisfacción en el caso de que la comunicación es clara, abierta y adecuada, pero si esta es confusa, poco transparente o violenta, surgen los problemas, causando malestar en todos los participantes.

¿Se es o se aprende?

Comunicarse oportuna y claramente es una habilidad que puede ser aprendida mediante un entrenamiento y uno de los componentes de sus elementos es la asertividad. Es decir, si no somos asertivos, podemos llegar a serlo si nos lo proponemos.

No obstante, para ser asertivo no alcanza con aprender técnicas de comunicación que ayuden a tratar a personas difíciles o a enfrentar circunstancias complejas, ya que la asertividad comporta un sentido de bienestar vinculado con el desarrollo y la evolución personal.

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De nada sirve aprender técnicas sin un proceso de autoconocimiento y de desarrollo personal porque el inconsciente emergerá irremediablemente en nuestra forma de comunicar, dejando traslucir que lo que se busca es manipular o condicionar de forma egoísta.

Aunque recurramos a técnicas de comunicación, si estas no afloran como una proyección de nuestro sentir, seremos poco creíbles para los demás.

Además, comunicar de forma disociada o contraria a aquello que sentimos nos provocará malestar y un sentimiento de infelicidad con nosotros mismos, lo cual resultará en mayor inseguridad, produciendo el efecto contrario al deseado.

Comunicación efectiva y afectiva

Si nos planteamos ser más asertivos, al mismo tiempo estaremos ampliando la inteligencia interpersonal, ya que fortaleceremos tanto la manera de relacionamos con los demás como el modo de hacerlo con nosotros mismos, logrando una comunicación efectiva y también afectiva.

Si deseamos potenciar la capacidad de comunicarnos y relacionarnos con los demás, debemos vigorizar también la empatía, la honestidad, la generosidad y en especial el respeto por los otros y por uno mismo.

Precisamos desarrollar la capacidad de colocarnos en el lugar del otro para apreciar lo que el otro siente y piensa, y después formular de manera conveniente lo que necesitamos decir, respetando el pensamiento del otro y valorando nuestro sentir.

Hay que tener presente que para todo hay un momento, y saber hallar el momento adecuado para decir las cosas es una destreza que procede tanto de la capacidad que tenemos de ponernos en el lugar del otro, como del observar el contexto en el que nos encontramos.

Con quién, dónde y cuándo

A veces es mejor no decir nada, o esperar el momento y el contexto adecuados para hacerlo, siendo conscientes de que en algunas circunstancias es más fácil expresar lo que pensamos, sentimos o queremos y en otras cuesta más. Consiguientemente, debemos aprender a distinguir con quién ser asertivo, dónde y cuándo.

Aquí interviene otro de nuestros importantes aspectos: el mundo emocional. Una apropiada expresión de las emociones ayuda a ser más empático, facilita la comunicación y permite que otros confíen en nosotros. En cambio, la falta de control emocional o la inexpresividad de las emociones tiende a crear malestar y poca confianza en quienes están a nuestro alrededor, y la confianza es algo muy importante a la hora de negociar.

Sí, negociar, porque cuando expresamos nuestras necesidades, pidiendo lo que deseamos y teniendo en cuenta las necesidades de los demás, lo que hacemos no es otra cosa que negociar.

Saber negociar

A lo largo de la vida vamos negociando diversas cosas con distintas personas: en la infancia con la familia, en la escuela con los compañeros y amigos, luego en el trabajo, y en lo personal, con la pareja o con quien vivamos. Por lo tanto, ser asertivo es sinónimo de saber negociar.

Tal vez lo más importante en esta cuestión sea aprender a relajarnos y equilibrar nuestro deseo de ser mejores personas con los límites propios de nuestra humanidad. Suprimir la imagen de ser una súper persona y ser más humano, más abierto, actuando de acuerdo a lo que uno es.

Habrá que aceptar que no podemos ser asertivos con todos, que tenemos derecho a equivocarnos, que hay personas con las que nunca conseguiremos relacionarnos como quisiéramos, que tenemos derecho a no saberlo todo, que las cosas no siempre se dan como lo esperamos.

Cada uno tiene una personalidad diferente y el crecimiento personal que nos lleva a sentirnos a gusto con nosotros mismos es una labor que evoluciona poco a poco, a lo largo del camino, a través del autoconocimiento y el respeto, articulando de la mejor forma los instantes de dolor e insatisfacción que forman parte de la vida.



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Stanislav Kondratiev
de Unsplash