Cuestiona tus suposiciones y cambia tus expectativas

El "efecto expectativa", un fenómeno explicado por el periodista David Robson, demuestra cómo el cerebro sigue siendo increíblemente flexible a lo largo de nuestras vidas

Aurelio Álvarez Cortez

Infatigablemente, el cerebro realiza simulaciones del mundo y también de eventos futuros. Son claves en el proceso perceptivo, orientando el procesamiento de datos que le envían tanto los órganos sensoriales como el intestino. Y no solo eso, además alteran la fisiología. De ahí que los neurocientíficos denominen al cerebro “máquina de predicción”. Es el punto de partida del libro “Supera tus expectativas” (Ediciones Urano), del escritor y periodista David Robson, que explora los mecanismos psicológicos y fisiológicos por los cuales nuestra mentalidad condiciona nuestra vida, presentando revolucionarias técnicas que permitirán mejorar nuestro rendimiento, productividad, inteligencia, salud y felicidad.

A continuación, el diálogo mantenido con Robson sobre diversos temas contenidos en su trabajo de investigación.

-¿Qué es la “máquina de predicción”, David?
-Los científicos describen el cerebro como una “máquina de predicción” para capturar el hecho de que está constantemente construyendo simulaciones del mundo y eventos futuros. Estas simulaciones se basan en experiencias pasadas, están moldeadas por el contexto en el que nos encontramos y desempeñan un papel central en la percepción, guiando el procesamiento de los datos que provienen de nuestros órganos sensoriales como los ojos, los oídos, la piel, la lengua, la nariz y el intestino.
Las simulaciones pueden llenar los vacíos en los datos, como el “punto ciego” en nuestro ojo, o cambiar la interpretación de una escena ambigua. Es la razón por la que podemos caminar por nuestras propias casas por la noche: aunque el nivel de luz es bajo, las simulaciones del cerebro ayudan a compensar algunos de los detalles que faltan y guían nuestro camino.

Además de guiar la percepción, las simulaciones del cerebro pueden alterar nuestra fisiología, preparando el cuerpo para diferentes circunstancias. Esto podría incluir cambios en nuestro ritmo cardíaco, los niveles de hormonas como la adrenalina, las acciones del sistema inmunológico o el comportamiento del intestino.

Todos experimentamos esto todos los días sin darnos cuenta. Cuando piensas en tu comida favorita, por ejemplo, se te hace la boca agua y el estómago empieza a rugir, mientras el sistema digestivo se prepara para el consumo de alimentos.

La investigación científica sobre el “efecto expectativa” muestra que, al cambiar estas simulaciones, nuestra mentalidad puede influir en muchos resultados importantes, incluidos los beneficios de un tratamiento médico, nuestra reacción al ejercicio físico y las formas en que respondemos al estrés laboral.

-¿Entrenamos nuestra forma de pensar inconscientemente?
-Nuestras mentalidades actuales a menudo surgieron inconscientemente, pero las últimas investigaciones científicas muestran que podemos cambiarlas a través del pensamiento racional consciente.

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-¿Nuestras respuestas a las situaciones difíciles, y no tan difíciles también, a menudo provienen de las expectativas que creamos para nosotros mismos?
-¡Absolutamente! Nuestras respuestas al dolor físico son mi ejemplo favorito de esto. Las investigaciones muestran que ciertos pensamientos negativos, como “este dolor nunca desaparecerá”, pueden amplificar el procesamiento cerebral de las señales de dolor del cerebro, lo que aumenta en gran medida nuestro malestar. Por el contrario, asegurarse de que su dolor es temporal y que desaparecerá con el tiempo puede calmar esa señal de dolor y reducir su malestar.

El efecto placebo es un ejemplo de la forma en que las expectativas positivas pueden cambiar nuestras respuestas a una situación.

-¿Se pueden crear expectativas con el autoengaño?
-Para responder a esta pregunta, creo que es necesario explorar la naturaleza del efecto placebo, que es otro ejemplo de la forma en que las expectativas positivas pueden cambiar nuestras respuestas a una situación.

Cuando tomamos una pastilla inerte, hecha de azúcar pura, creemos que es un analgésico, el cerebro comienza a producir sus propios químicos analgésicos que pueden calmar el dolor y la inflamación.

En el pasado, los médicos creían que solo podíamos aprovechar el efecto placebo a través del engaño: los pacientes tenían que ser “engañados” para que pensaran que estaban tomando el medicamento real para experimentar el alivio del dolor. Ahora sabemos que esto no es cierto.

Un estudio realizado en Portugal descubrió que se puede decir a la gente que está tomando un placebo y sigue experimentando un alivio del dolor clínicamente significativo. En este estudio, los científicos explicaron primero la ciencia del efecto placebo, antes de pedir a las personas que tomaran dos de estas píldoras cada día.

La presentación sobre la ciencia del efecto placebo parece haber aumentado sus expectativas de alivio del dolor, lo que fue suficiente para lograr los beneficios sin ningún engaño.

-¿El efecto placebo es un desafío a la razón o algo más?
-No creo que sea un desafío a la razón. Como muestra el ejemplo anterior, el simple hecho de educar a las personas sobre los efectos de sus expectativas suele ser suficiente para construir una mentalidad nueva y más positiva.

-¿Confiamos demasiado en nuestros sentidos?
-Nuestros sentidos son fuentes inmensamente importantes de información sobre el mundo, pero debemos darnos cuenta de que las simulaciones del cerebro pueden modificar su procesamiento sensorial e influir poderosamente en la forma en que interpretamos esa información. Podemos ver esto en las ilusiones visuales y auditivas. Durante el reciente incendio en Notre Dame, muchas personas creyeron que podían ver la figura de Jesús en las llamas. Esto sería mucho más probable si fueras religioso o supersticioso.

En un partido de tenis, un jugador puede haber visto caer la pelota dentro de la cancha, mientras que el otro vio que estaba fuera. Tampoco es mentir; sus máquinas de predicción podrían haber alterado su percepción para ver lo que querían ver. Algunos científicos llaman a esto “ver los deseos”.

-¿Podemos tener percepciones sesgadas debido a expectativas poco saludables?
-En general, las expectativas negativas de las personas que nos rodean pueden llevarnos a malinterpretar sus señales sociales. La investigación muestra que si esperas que las personas sean hostiles, entonces es más probable que interpretes una expresión facial neutral como una cara enojada, por ejemplo. Si experimentas esto día tras día, solo confirmará tus expectativas de que las personas son antipáticas y no te gustan, creando un círculo vicioso.

Este tipo de expectativas poco saludables parecen ser comunes en las personas con depresión, y las terapias que ayudan a corregir esas percepciones sesgadas tienden a mejorar los síntomas generales de las personas.

-¿Las palabras de un médico son biológicamente activas? Si es así, ¿deberían los profesionales capacitar conscientemente cómo trabajar con los pacientes?
-Sí, lo son. Para ciertas afecciones, pueden moldear las expectativas de recuperación de un paciente, lo que luego puede influir en la forma en que su cuerpo maneja la enfermedad. No hay cura para el resfriado común, por ejemplo, pero los pacientes tienden a deshacerse de la infección más rápidamente cuando su médico les ofrece algunas palabras de tranquilidad sobre la capacidad del sistema inmunológico para lidiar con el virus.

Del mismo modo, los pacientes con anemia tendían a beneficiarse más de una infusión de hierro cuando su médico dedicaba un poco de tiempo a explicar la ciencia que hay detrás del tratamiento y las formas en que ayudaría a aliviar su fatiga.

Para reiterar mi punto anterior, esto no implica ningún engaño, simplemente se asegura de que las expectativas de los pacientes reflejen los hechos médicos, en lugar de ser demasiado sombrías.

-¿Se pueden neutralizar los efectos nocivos del nocebo en nuestro organismo?
-¡Definitivamente! Algunas investigaciones muestran que educar a las personas sobre el efecto nocebo y enseñarles a cuestionar algunas de sus suposiciones negativas puede ser muy beneficioso para reducir el malestar.

Las redes sociales pueden difundir expectativas de enfermedad, lo que, a través de un efecto nocebo, puede enfermar a las personas.

-¿Cómo afectan las redes sociales a nuestra estructura de pensamiento?
-Las redes sociales pueden difundir expectativas de enfermedad, lo que, a través de un efecto nocebo, puede enfermar a las personas. Podemos ver esto en los videos de Tik Tok y YouTube que muestran signos del síndrome de Tourette: las personas ahora parecen estar desarrollando los síntomas a través de la exposición a estos videos.

-¿Cómo podemos aplicar los efectos de las expectativas en nuestra forma de comer?
-Nuestras expectativas tienen una gran influencia sobre nuestros sentimientos de satisfacción o hambre, independientemente de lo que hayamos comido realmente. Cuando creemos que hemos ingerido alimentos llenos de energía, sentimos considerablemente menos hambre que cuando creemos que hemos comido una comida baja en calorías. Nuestras expectativas pueden incluso influir en la respuesta hormonal a la comida y en la velocidad de la digestión, las cuales pueden incidir en nuestra hambre.

El envasado y la comercialización de los lotes de alimentos dietéticos hacen hincapié en los aspectos negativos (las pocas calorías, grasas, azúcares, etcétera) que contienen, lo que crea esta sensación de privación. Como resultado, los  encontraremos menos abundantes y nos resultará mucho más difícil resistirnos a comer bocadillos más tarde en el día.

Entonces, ¿cuál es la solución? Si estamos a dieta, es posible que intentemos reducir nuestra ingesta total de calorías, pero no debemos ignorar el sabor y el sabor de los alimentos que comemos. Podemos intentar elegir alimentos que sean un poco más saludables, pero que estén llenos de sabores y texturas interesantes.

-¿La idea que tenemos de la felicidad contiene una paradoja?
-Para muchas personas sí. La ciencia muestra que las personas cuanto más piensan en la felicidad como el objetivo de su vida, menos felices se sienten.

Esto se debe en parte a que comienzan a sentir mucha vergüenza cada vez que experimentan un sentimiento “negativo” como decepción, frustración o tristeza: lo ven como una señal de que están fallando en su objetivo de vivir una vida feliz, lo que, irónicamente, hace que sea mucho más difícil recuperarse del mal humor.

Obviamente, la mayoría de nosotros preferiría ser feliz la mayor parte del tiempo, pero debemos aceptar que los “altibajos” son una parte inevitable de la vida. Cuando las personas hacen esto, tienden a tener una mejor salud mental y a reportar mayores niveles de satisfacción con la vida.

-¿Es la fuerza de voluntad un “músculo” mental?
-En cierto sentido, sí: la investigación muestra que las personas pueden desarrollar su fuerza de voluntad con la práctica. Esto puede funcionar a través de un efecto de expectativa: cuanto más practiquemos el ejercicio de nuestra fuerza de voluntad, más confianza tendremos en que podemos mantener nuestro enfoque y autocontrol, y esas creencias se convierten en una profecía autocumplida.

La práctica de realizar la misma rutina parece potenciar las percepciones de autocontrol y autoempoderamiento, lo que se traduce en un mayor éxito. Un ejemplo en el deporte, el tenista Rafael Nadal.

-¿Los rituales, como los que practican algunos deportistas, incluso los de élite, tienen un poder que deberíamos considerar con menos prejuicios?
-¡Los rituales tienen mucho poder! Se asemejarían un poco a las píldoras de placebo: aumentan nuestras expectativas de éxito, lo que se convierte en una profecía autocumplida.

Y al igual que los placebos, podemos usarlos sin engaños: las personas pueden beneficiarse de los rituales sin creer necesariamente que tienen algún poder sobrenatural. En este caso, la práctica de realizar la misma rutina parece potenciar las percepciones de autocontrol y autoempoderamiento, lo que se traduce en un mayor éxito. Creo que Rafael Nadal, con sus rutinas en la pista, es un gran ejemplo de este proceso en acción.

-¿Qué influencia tiene nuestra mentalidad en el proceso de envejecimiento?
-Al investigar el libro, este fue el hallazgo que realmente me sorprendió: las personas que ven el envejecimiento como un proceso positivo tienden a vivir 7,5 años más que aquellos que lo ven negativamente. También son menos propensos a desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

Una explicación es que las personas que tienen una visión positiva del envejecimiento se comportan de manera diferente: son más propensas a hacer ejercicio y comer de manera saludable.

Pero también está relacionado con las respuestas biológicas al estrés. Las personas que creen que seguirán siendo fuertes y capaces hasta los 60, 70, 80 y 90 años se sentirán menos vulnerables cuando se enfrenten a los desafíos cotidianos, como ir de compras o conducir, que las personas que asocian el envejecimiento con el inevitable declive y la discapacidad.

Los sentimientos constantes de vulnerabilidad conducirían al estrés crónico, que se asocia con niveles más altos de cortisol e inflamación, los cuales pueden dañar nuestros tejidos (incluido el cerebro) y aumentar el riesgo de enfermedad.

Eventualmente, las creencias negativas se convierten en una profecía autocumplida. Aquellos con creencias positivas evitan la respuesta al estrés crónico y, como resultado, son menos vulnerables a las enfermedades, lo que les permite vivir vidas más largas y saludables.

-¿Hay una idealización dañina con respecto a la juventud?
-¡Sí, sin duda! El miedo al envejecimiento es muy frecuente y va en aumento en todas las culturas del mundo, y esos temores contribuyen a una peor salud.

Podemos protegernos centrándonos en modelos positivos. Mi ejemplo favorito es el de la bailarina de salsa acrobática Paddy Jones, que ganó el programa de televisión “Tu sí que vales” cuando tenía 80 años. Ella muestra cuánto podemos aprender y crecer a medida que envejecemos.

-¿Cómo se explica el concepto de reconectar y cambiar mediante el uso efectivo de la neuroplasticidad del cerebro?
-El cerebro sigue siendo increíblemente flexible a lo largo de nuestras vidas: siempre puede formar nuevas redes neuronales y reconfigurar nuestras formas de pensar. Una vez que comencemos a cuestionar nuestras suposiciones y a cambiar nuestras expectativas, es posible que nos sorprendamos de lo que podemos lograr.

 Web de David Robson: www.davidrobson.me/

Foto de portada: Kirill Kozlov



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