Quién es Profesor ayudante doctor de la Universitat de València (UV), Ausiàs Cebolla i Martí es experto e investigador en mindfulness y psicología positiva. Miembro del grupo de investigación Labpsitec, lleva más de una década estudiando la eficacia de los tratamientos basados en el mindfulness y la compasión. Editor de los libros “Mindfulness y Ciencia” y la “Ciencia de la compasión”, y coautor de "Psicología positiva contemplativa" (Editorial Kairós), junto con David Alvear, con quien además ha desarrollado el entrenamiento en bienestar basado en prácticas contemplativas (EBC). Contacto: ausias.cebolla@uv.es, www.programaebc.com y en redes sociales @ausias.cebollamarti
Aurelio Álvarez Cortez
-¿Cómo se origina la psicología positiva contemplativa, Ausiàs?
-Fue en un artículo de la revista del Colegio de Psicólogos. David (Alvear) y yo llevábamos tiempo intentando establecer un diálogo entre la psicología positiva y el mindfulness, hasta que nos dimos cuenta de que la etiqueta de prácticas contemplativas era más completa y a su vez englobaba a mindfulness. En aquel artículo, de revisión, se nos ocurrió el nombre de psicología positiva contemplativa. Tuvo muy buena aceptación y ha sido el germen de un libro que decidimos llamarlo así porque en realidad, aunque tiene dos pilares, que son la psicología positiva y las prácticas contemplativas, el marco sobre el que partimos es más de psicología positiva.
-¿Cómo se estructura el libro?, ¿más práctico, más teórico?
-No es un libro práctico sino más bien teórico. La primera parte está enfocada a las premisas y los fundamentos, a las teorías subyacentes al entrenamiento, y una segunda parte se centra en el estudio de las habilidades. Si bien tiene un punto más práctico, no es un libro de ejercicios.
-Este trabajo se ofrece libre, gratuitamente, para que esté al alcance de un gran público. ¿Por qué?
-Por un lado queríamos hacer algo realmente útil, y para que lo fuera debía ser accesible. Por otro lado, asumimos un posicionamiento político alrededor de determinadas estructuras jerárquicas de formación que, pensamos, están sobreestimadas.
Por lo tanto, desde el inicio intentamos que todos los contenidos fueran libres; por ejemplo, los audios se pueden escuchar en la página web gratuitamente. En el libro lo único que no está explicado es el protocolo porque todavía no poseemos datos que confirmen su evidencia. Pero a nivel teórico está todo destripado, y en el futuro queremos seguir publicando diferentes recursos, técnicas. Vamos lentamente porque no hay un interés económico, como tampoco urgencia para hacer las cosas.
-¿Habéis tenido algún reparo de vuestros colegas, en el campo académico, respecto a considerar el tema de las ciencias contemplativas?
-Siempre habrá parte de la academia que entiende que las prácticas contemplativas o incluso el bienestar no son un objeto de estudio digno, sino que deben ser estudiadas desde el paradigma de la religión. Intentamos hacer un esfuerzo extra para que cada referencia que ponemos en el libro tenga una fundamentación al menos estadística; que cada dato, cada técnica, tenga evidencia contrastada, y cuando es una hipótesis, lo explicitamos. Es una cautela extra porque valoramos el mundo académico, uno de cuyos sectores es muy crítico, y hace muy bien en serlo. Luego están del otro lado las personas de cero crítica, que ante cualquier cosa con una orientación teórica o programa con determinada premisa teórica de la que partir, la integran sin crítica, a veces con un exceso de credulidad.
Queríamos que ambos públicos vieran que, así como hay cosas a las que todavía hay que demostrar su eficacia, también existe un objeto de estudio digno sobre el cual reflexionar, profundizando sobre qué es el bienestar.
-¿Bienestar es lo mismo que felicidad?
-No, no es exactamente igual. La palabra felicidad tiene un impacto cultural muy grande. En chino la felicidad se dice fu, que no tiene nada que ver con el “happiness” anglosajón, por ejemplo. Incluso en valenciano y en castellano felicidad tiene diferentes connotaciones. En el mundo científico siempre intentamos construir conceptos que sean lo más neutrales posible y lo menos influenciables desde un punto de vista cultural. Hablamos entonces de bienestar psicológico. Como el libro es de divulgación entendimos que, ante un público muy concreto, podíamos utilizar indistintamente ambas palabras, bienestar y felicidad. Lo clarificamos al principio al decir que, a pesar de que hay un debate enorme, las usamos como sinónimos, sabiendo que hay diferencias de constructo y conceptuales.
-¿Qué debemos entender por bienestar psicológico?
-Partimos de la premisa de que no nos sirve una definición operativa de bienestar psicológico. Cada persona tendrá su propia definición, y lo importante es que sepa implementar un programa de cultivo de ese bienestar.
-¿Tu idea de bienestar?
-Es un estado de serenidad, equilibrio, sosiego, de profundidad y comprensión, muy vinculado a un concepto de bondad, cariño y cercanía con el otro.
-¿Cuáles son los constituyentes del bienestar psicológico?
-Se ha visto que las siguientes habilidades facilitan que cada uno cultive esa definición de bienestar propia: la primera, el mindfulness, que es la capacidad de estar atento a la experiencia concreta, sin quedarse pegado a la emoción; la segunda, la capacidad de alargar la emoción positiva; la tercera, la capacidad de acortar la emoción negativa, la resiliencia, lo que llamamos econometría emocional; la cuarta, compasión, altruismo y bondad, y la quinta, la multiplicidad del ser, que es entender el yo como una familia de voces internas; unas de ellas está alineada en la búsqueda del bienestar mientras que otras pueden boicotearla. La buena comprensión de esto siempre ayuda en la toma de decisiones.
-¿Por qué funciona el mindfulness?
-Porque da la capacidad de gestionar la atención hacia aquello que deseamos atender. Permite discriminar entre lo que es real y lo que es fruto de un prejuicio, de una emoción concreta. También, gestionar la mente a partir de la atención, escogiendo qué aspectos queremos nutrir y cuáles dejar.
-¿Para qué sirven las emociones positivas?
-Según estudios publicados que lo confirman, las emociones positivas sirven para facilitar el acceso a una mente más equilibrada. Una emoción positiva nos ayuda a ser más creativos, a encontrar soluciones a los problemas, a ser más abiertos en la percepción. A nosotros nos interesaba más la vinculación que tiene la emoción positiva con el bienestar, con la virtud. Mucho más fácil es que a partir de una emoción positiva uno sea más amable, bondadoso y compasivo, y por lo tanto las emociones positivas se convierten en medios para acceder a una mente guiada por virtudes.
-¿Cómo se regulan?
-Primero, entendiendo su función, su capacidad de adaptación, su importancia y necesidad, y escogiendo cuánto tiempo quiero dedicarle a cada emoción negativa, y a partir de ahí, aprender estrategias de regulación. Entonces hablamos de las estrategias “de arriba-abajo” es decir, hacemos revalorización, cuestionamiento de si es útil o no equis emoción, qué sentido tiene continuar enfadado, por ejemplo, y reflexionar sobre ello a través de la autocompasión. Y las estrategias “de abajo-arriba” a través de la exposición y la conciencia corporal, intentando entender qué sensaciones sustentan la emoción. Esto es más complicado, con prácticas meditativas más profundas.
-Es decir que las emociones negativas tienen una función específica y conviene aprender su gestión.
-Las emociones negativas no son negativas en realidad, son muy útiles y tienen características propias como las de ser rápidas y evolutivas, pero una vez que cumplen su función, en lugar de regularlas, muchas veces nos quedamos cultivándolas. He aquí el problema. Con respecto a las emociones negativas, lo importante no es cuántas tenemos sino cuánto tiempo tardamos en regularlas.
-¿El corazón de la psicología positiva contemplativa es la compasión?
-Sí, porque es la manera más ecológica de ser feliz, la forma más primitiva que tenemos los humanos para encontrar el bienestar. Estamos construidos biológicamente para amar, cuidar y respetar al otro. Obviamente, hay competición por sobrevivir en un entorno hostil, pero cualquiera que haya criado a un niño sabe que tenemos una estructura biológica que se ha mantenido exclusiva y evolutivamente para cuidar al otro. Por tanto, entendemos que el bienestar solo es sostenible en el tiempo y ecológico respecto a nuestra comunidad cuando aquello que lo fundamenta es el deseo de que los otros sean felices.
O hacemos un cambio de paradigma como sociedad respecto adonde buscamos la felicidad o el planeta tiene los días contados. Todos queremos un móvil caro, un coche estupendo, mucho dinero, pero el crecimiento no es infinito. O frenamos en algún momento o destrozaremos el planeta. Lo mismo sucede con el bienestar psicológico. Si no lo entiendo como algo que tengo que cultivar de manera equilibrada estaré sometido a una montaña rusa de emociones, de satisfacción o insatisfacción, según el ambiente me dé lo que quiero o no.
-Háblame del EBC, programa de entrenamiento basado en las prácticas contemplativas.
-Cada uno de sus constituyentes lo recreamos en una serie de meditaciones y tareas concretas, de ejercicios y narrativas, en formato grupal. El programa dura dos meses, con sesiones semanales, y también puede ser intensivo, en un fin de semana, doce horas, para que luego los participantes sigan practicando. Además, en Valencia y en Donostia (San Sebastián) hay versiones semanales del programa.
Conviene aclarar que no enseñamos a meditar porque se parte de la premisa de que hay experiencia en ello. Se empieza con un trabajo pedagógico, de cómo entendemos el bienestar psicológico, luego se presentan las habilidades y posteriormente se implementan.
-Existen varios tipos de meditación, ¿cuál es el que privilegian?
-Las meditaciones que utilizamos son de tipo generativo. No buscamos tanto la observación del cuerpo o de la mente, como se hace en mindfulness, sino que se cultivan estados mentales virtuosos, como la amabilidad, la alegría, la compasión, el altruismo.
Es un entrenamiento con muchos niveles de profundidad, de implicación. Te puedes quedar en un nivel superficial, agradable, o entrar en otro muy profundo, transformador. El bienestar psicológico es el motor primario de nuestro funcionamiento psicológico, y cualquier cambio en nuestro bienestar psicológico tendrá un efecto enorme en nuestra vida cotidiana.
-¿Se da una transformación en el ego?
-No te puedo decir porque todavía no tenemos suficientes datos como para confirmarlo. Por supuesto, es nuestra hipótesis.
-Algún efecto producirá.
-Confiamos en que así sea. A nivel cualitativo los datos nos confirman que los cambios que se dan están alineados con nuestra propuesta.
-¿En el futuro qué efecto puede producir este trabajo vuestro en la ecuación espiritualidad, religión y técnicas de bienestar?
-Todo el movimiento mindfulness está permitiendo que personas que no se sentían cómodas en un entorno religioso, incluso espiritual, puedan encontrar un espacio laico, secular y científico de trabajo con habilidades mentales, como un trabajo mental del bienestar, de una manera en la que no hay que aceptar ninguna premisa básica a nivel de cosmovisión. Esto permite acercar el entrenamiento a espacios intrínsecamente laicos, como escuelas, organizaciones, etcétera.
El movimiento espiritual o religioso, el que sea, parte de una premisa pasiva, la persona es la que se acerca; nosotros vamos a buscar a la gente, ya sea en un hospital, un colegio, y hacemos una propuesta, realizamos un entrenamiento. El mindfulness laico y científico es muy proactivo en la búsqueda de espacios de diseminación. Eso requiere un trabajo pedagógico muy sofisticado de cómo enseñarlo, una tarea exhaustiva de separación entre lo que es ciencia de aquello que es creencia.
-¿El trabajo está concluido?
-No, estamos en el 10 por ciento del proyecto. Faltan muchísimos estudios científicos, con varias tesis doctorales en curso. Queda por pulir algunos aspectos del entrenamiento, moverlo mucho más, expandirlo, probarlo en diferentes contextos. También faltan diferentes rangos de publicaciones científicas, el libro del instructor y el del alumno, que ya tenemos redactados. También, el diseño de cómo será la formación de instructores si vemos que finalmente hay una población que desea recibirla.
-¿Qué es lo que te motiva para seguir con este proyecto?
-Una cuestión social. Quiero hacer todo lo posible para que mis hijos se críen en un mundo amable, cuidadoso, respetuoso y ecológico. Todo lo que podamos hacer desde la ciencia, la divulgación, escribir, dar clases… , tanto a nivel local como social lo haremos, Y que a su vez lo enseñen, me da igual que lo llaman EBC o lo que sea. Nos encontramos en un punto crucial de nuestra historia como humanidad, que puede o no desaparecer en los próximos cien años, y que requiere una implicación colectiva y un cambio individual intrapersonal. Si David y yo podemos participar de una pequeña cosa, con cuatro ideas o esbozos, para facilitar ese cambio, ahí estaremos.