Volver a la rutina a la rutina… y no morir en el intento

La maestra de yoga y meditación Zaira Leal comparte algunas pautas para aplicar al regreso de los periodos de descanso como las vacaciones

Aurelio Álvarez Cortez

Tiempo de regreso de vacaciones estivales y… ¿cómo volver a la rutina sin estrés? ¿Qué es la rutina? De este tema dialogamos con Zaira Leal, maestra de yoga y meditación, autora y coach espiritual. Entre sus comendaciones, replantear en qué invertimos el tiempo, con sentido común, lograr un equilibrio entre las actividades y el descanso, y cumplir algunas pautas saludables.

-¿Qué podemos distinguir en la rutina para volver a ella sin estresarnos, Zaira?

-En la rutina es clave la palabra orden. Si no hubiera rutina el cosmos no existiría. Ella crea estructuras vitales que son cíclicas. La rutina habitual es levantarse por la mañana, ir a trabajar, regresar, pasar tiempo con la familia e ir a dormir. La vida nunca puede ser “el día de la marmota”, sin embargo, siempre hay una rutina, la naturaleza es rutinaria.

En el universo todo está organizado de acuerdo con rutinas que se suceden, y hay diferentes tipos: por ejemplo, los ciclos de las mareas, que son de seis horas; el ciclo circadiano, del día y la noche, que son de 24 horas; el ciclo anual… Si piensas en el ciclo lunar, no has visto dos lunas llenas iguales. Nada es siempre igual, es un principio universal. La vida está en constante cambio.

Aunque vayas todos los días al trabajo, la experiencia nunca será la misma, con lo cual el problema no está en la rutina. El problema es qué tipo de rutina hemos creado y cómo estamos viviendo. Una enseñanza que recibí de un queridísimo amigo mío es que hay que vivir como si siempre estuviéramos de vacaciones.

¡Qué absurdo es estar descontento, insatisfecho, durante once meses al año y de repente un mes qué feliz soy! Y menos todavía, porque las vacaciones son cada vez más cortas. Se fraccionan y no acabamos de desconectar y entrar en rutinas estables.

Soy muy pro rutina. En ayurveda es muy importante porque crea estabilidad, y dentro de la rutina siempre hay dispersión y maneras de encontrarla.

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La rutina es algo natural, no antinatural, y así como el universo no existiría, tampoco nuestro cuerpo podría.

Otro componente es que, aunque perseguimos la dispersión de la no rutina, cuando la tenemos, estamos deseando volver a ella. En la dispersión el ser humano vive en constante estrés porque no hay nada predecible.
Parte del estrés que experimentamos ahora a nivel social se origina por el miedo a la incertidumbre. Nos aferramos a lo que nos da estabilidad, a lo conocido, a lo seguro, que es precisamente lo que la rutina nos proporciona.

¿Por qué necesitamos huir de nuestra vida habitual para crear un entorno ficticio de bienestar?

-La crítica al regreso a la rutina esconde un gran malestar. No hay satisfacción con el estilo de vida, con el trabajo que tenemos, las relaciones familiares y sociales. ¿Cuál sería el primer paso para volver a lo estable, sin morir en el intento?

-En España, a finales de junio, cuando empieza el calor y la gente no puede más, preguntémonos qué buscamos en las vacaciones. Si tanto las anhelamos y necesitamos, ¿qué nos dan? Normalmente, la gente responde “tener tiempo para mí, para mi familia”, “no hacer nada”, “descansar”, “estar en la naturaleza”, “ver cosas diferentes”.

Los cambios se pueden implementar de sopetón, pero mejor es hacerlos gradualmente, porque así se integrarán y calarán en nuestra vida. Si lo que buscas es tener más tiempo para ti, para tu familia, hay que hacer un ejercicio de sentarse con la agenda y decir “qué es lo que hay en mi día a día que no me permite tener tiempo disponible”.

Si pensamos en la vida de una familia con niños que todavía no son independientes, aquello que concierne a las actividades extraescolares, etcétera, hay que parar y poner un poco de sentido común, plantear qué es realmente importante. Y lo más importante es que nuestro cuerpomente esté sano, tenga tiempo para repararse, cuidarse, descansar, y pasar tiempo de calidad contigo mismo y tu familia, si es lo que más te llena.

Hemos perdido la conexión con lo que nuestro cuerpomente necesita. Se nos ha vendido un estilo de vida bastante ajeno a la felicidad del ser humano, basado en el hacer, quien más produce está más valorado en la sociedad. Los niños tienen que ir a piano, gimnasio, pintura, ballet, fútbol… Y los adultos, consumir constantemente.

Hay miedo, pánico, al vacío. Para realmente sentir esa sensación de vacaciones hay que sentir el no hacer, ese vacío. Para que nuestro cuerpomente y el sistema nervioso estén funcionando en armonía con la naturaleza, en la rutina del cosmos, necesitamos un equilibrio entre actividad y descanso. En la sociedad actual no existe, solo hay actividad, actividad y actividad.

“¿Qué cosas pueden salir de mi agenda? Algunas no, pero muchas sí”.

Ese deseo de no hacer nada, de descansar, de estar con uno mismo, no lo estamos aplicando a nuestro día a día porque hemos adoptado un estilo de vida que se nos ha impuesto, que no es natural. Pero estamos a tiempo.

¿Qué cosas pueden salir de mi agenda? Algunas no, pero muchas sí. Si hiciéramos un ejercicio durante una semana de mirar cuánto tiempo estamos perdiendo en tonterías, nos daríamos cuenta de que, de repente, se nos revelan bloques de tiempo en los que podríamos hacer lo que quisiéramos, descansar, etcétera. Sumemos los minutos que pasamos con el móvil de manera absurda… Esto para empezar.

Después hay que ver qué cosas hacemos que son saludables y cuáles no. ¿A qué hora me acuesto y me levanto?, ¿duermo las horas suficientes?, ¿qué como?, ¿qué comidas me pesan o me estresan? El estrés no solo es mental, también es físico, y hay mucho en nuestra alimentación que es estresante. La cantidad de elementos procesados o modificados genéticamente genera mucho estrés porque el cuerpo no lo puede procesar, y si se desequilibrarán el sistema hormonal y el sistema nervioso.

No muramos en el intento y tomemos pequeños pasos.

-¿Cómo aumentamos la conciencia corporal? Porque la rutina nos demanda un cuerpo sano, con más energía.

-Todos aquellos que tienen una vida que no les satisface se sienten como en una prisión. Entonces, por el efecto rebote de sentirse atrapados, hacen completamente lo opuesto, van de un extremo a otro. De este modo, muchos se dedican en vacaciones a comer y beber abundantemente, y cambian los horarios, viven de noche y duermen de día. Pero llega un momento, al final del verano, y necesitan volver a casa. El cuerpo pide volver al orden.

¿Qué permite que el cuerpo funcione óptimamente? Hay pautas muy sencillas. En ayurveda lo más básico es la rutina diaria, armónica, llamada dinacharya, que sigue el funcionamiento de la naturaleza, los ciclos del día y de la noche. Recomendamos levantarnos preferiblemente con el sol, o temprano, y por consiguiente ir a dormir también temprano, alrededor de las 22.30, más o menos, de manera que nuestro cuerpo pueda descansar en las horas en que mejor se va a reparar.

Es fascinante lo que sucede en la noche: todo el cuerpomente se repara y es cuando tenemos unas vacaciones reales.

Luego te levantas temprano y te das tiempo para hacer la rutina de la mañana correctamente. Lo primero que necesita el cuerpo es depurarse, soltar todos los residuos del día anterior que ya no le sirven.

Recomendamos lavar la boca, por ella soltamos mucha toxicidad. Una de las primeras cosas que miramos en ayurveda es la lengua en el espejo; si está blanca hay mucha toxicidad acumulada, habrá que limpiarla, beber bastante agua, dos o tres vasos para duchar el sistema digestivo. Esa agua debe ser tibia, no fría, para no enfriar los tejidos y la toxicidad pueda soltarse con libertad en el sistema digestivo.

Así el cuerpo querrá evacuar, ya que está diseñado para depurarse por dentro en ciertas horas del día. Precisamente, una fuerza, un viento energético, llamado apana vayu, está más activo en los primeros momentos del día.

“Ssentarse a meditar, centrarse y contemplar. No tiene que ser media hora, con que lo hagas unos minutos dirás ¡guau!”.

Luego nos limpiamos por fuera, con una ducha, por ejemplo, y después recomendamos sentarse a meditar, centrarse y contemplar. No tiene que ser media hora, con que lo hagas unos minutos dirás ¡guau! Reconectarás contigo mismo para empezar el día de otra manera, sin estrés y sin prisas. Desde ahí crearás y construirás el resto de tu jornada, con la intención de disfrutar y vivir plenamente, teniendo en cuenta que corriendo no hacemos más.

Crea además la intención de moverte más despacio. ¿Cómo?, con la respiración. Si le prestas atención, si intentas respirar más profundo, que es algo que podemos hacer todos en cualquier lado, tomarás las cosas con más filosofía, no morderás al conductor del autobús y llegarás adonde vayas con más calma. El día fluirá de una forma diferente.

Si hemos empezado el día con más consciencia, dándonos tiempo, sin tomar café, respirando y más despacio, a la hora de comer, por ejemplo, elegiremos distintos alimentos y no comeremos lo primero que pillemos, con ansiedad.
¿Cuántos cafés está tomando la gente hoy en día? Es de locos… En las depuraciones físicas y mentales que hago con clientes anualmente, uno de los grandes miedos que expresan es el de dejar el café. Toman cantidades ingentes de esta bebida, que es un estresor, una bomba de relojería para el sistema nervioso.
“Es que sin café no puedo funcionar”, dicen, y yo les planteo: “¿Con cinco años tenías más o menos energía que hoy? Más, claramente, y no tomabas café. Si lo eliminas o lo reduces, estarás menos estresado”.  

Es tan importante lo que sucede a nivel mental con la alimentación que una de las tendencias que más fama tiene en Estados Unidos es la psiquiatría nutricional. Todo se refleja en la comida. Si estás más calmado harás otras elecciones de alimentos. Probablemente tomarás menos azúcar, más alimentos de procedencia vegetal, menos procesados y más productos cocinados en casa.

Al no estar atrapados por el estrés, tendremos orden en las comidas. El cuerpomente necesita ese orden, nuestro sistema digestivo también: desayunar, comer, cenar a la misma hora de siempre, porque todo en nuestro cuerpo funciona de acuerdo con una rutina. Cuando la rompemos o cambiamos, tanto el cuerpo como la mente están desorientados y se tensan, con problemas digestivos, cuya mayor parte están relacionados con el estrés y el estilo de vida.

De esta forma, llegamos a la tarde noche más relajados, sin contracturas.

“Una persona en la naturaleza vive conectada con cosas bellas”.

-También nos alimentamos de pensamientos y habría que vigilar qué nos decimos interiormente. ¿Tienes algún truco para gestionar este tema?

-Muchos (risas). Nos alimentamos de pensamientos y ahí nos situamos en el campo de la mente. Me gusta decir, en lugar de pensar, mentear, porque en la mente hay muchos procesos: pensamos, sentimos, experimentamos emociones, recordamos, proyectamos…

¿La mente de qué se nutre? Pues de los estímulos externos. Nuestros órganos de los sentidos son las puertas de la percepción. Lo que escuchamos, olemos, sentimos en la piel, lo que gustamos, todo alimenta la mente. Con esto ella crea ideas, pensamientos, emociones, sentimientos, memorias. Y nuestra mente funcionará de una forma u otra.

El ser humano está creado para vivir óptimamente cuando su entorno es lo más cercano a la naturaleza posible. ¿Cuántas personas tocan la tierra a lo largo del día? Si pregunto a la gente en qué fase está hoy la luna, no tiene idea. No se trata solo de conocimiento intelectual, sino de la falta de relación con el mundo natural.

En la medida de lo posible, nos beneficiaríamos mucho contemplando entornos naturales, pasear por un parque, y en lugar de ir mirando el móvil, ver las plantas, sus flores. Descalzarnos y dejar que los pies pisen la tierra o pasar un tiempo en silencio, en lugar de poner música todo el tiempo o escuchar un podcast, sumado al tráfico y al ruido de la gente. Esto nutre nuestra mente con influencias y alimentos saludables.

Una persona en la naturaleza vive conectada con cosas bellas. Cuando ves una flor, se alegra el alma; al escuchar el sonido del viento, tu mente se calma, ya no estás estresado.

-Vivimos en una época en la que el ser humano está súper informado, como nunca, pero quizás es tremendamente infeliz. ¿Cuál es el precio que estamos pagando por estar enganchados a una falsa comodidad, a este estilo de vida?

-Hay una gran diferencia entre conocimiento y sabiduría. Me encanta aprender y el acceso que tenemos a la información es maravilloso. Somos muy afortunados. A mis alumnos les digo que si los yoguis de hace dos mil años levantaran la cabeza y vieran el acceso a tantos libros, alucinarían.

Esa acumulación de información nos servía quizá hace años, pero hoy no. La hemos mal utilizado. En vez de ayudarnos a explorar nuestro mundo interior y la esencia de lo que significa ser humano, la usamos simplemente como entretenimiento.

La sabiduría de un libro bien escrito, con buena información, no es entretenimiento. La debes masticar, machacar, aplicar, testar en tu propia vida.

Se supone que lo que aprendemos tiene una función: hacernos mejores personas, no ser los más listillos en la cena con los amigos. Es un absurdo. Si no me ayuda a tomar decisiones más acordes con lo que soy auténticamente, de acuerdo con mi estilo de vida, mis rutinas, no me sirve de nada.

La mayoría está escuchando cosas, leyendo, sin profundizar, llevada por la sociedad de consumo.

Plantéate con espíritu muy abierto cómo quieres vivir. Es posible implementar cambios para vivir de acuerdo con quién eres, hacer lo que te apetece y dar los regalos que has venido a traer al mundo.

🠋 Aquí puedes ver la entrevista completa en nuestro canal de Youtube.



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Stanislav Kondratiev
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