Imaginemos que estamos en nuestro asiento, confortablemente, en una sala amplia, iluminada, con gente amable que, al ingresar, nos ha preguntado qué necesitábamos. Mientras esperamos, frente a nosotros un cuadro con agua y burbujas que nos hace sentir relajados. De pronto escuchamos nuestro nombre. Un médico está llamando porque es nuestro turno de entrar al consultorio.
Esta situación describe lo que expertos en sanidad afirman que correspondería cuando un paciente solicita servicios médicos tanto en un centro público como en un hospital privado. Pero no solo esto. Porque ya se prevé cómo serán los hospitales en un futuro no tan lejano, pensando realmente en la atención integral del paciente.
Entre otras cosas, entrar a un hospital modelo será como hacerlo en un hotel. El paciente no se convertirá en un número ni un expediente, más bien en un “cliente”. Y los gestores sanitarios deberán estar preparados para eso. ¿Cuál será el sistema para que las cosas funcionen así? “A la organización óptima se llega con una acreditación y auditoría de cada hospital y de cada servicio de cada hospital, donde rindan cuentas sobre el nivel de calidad”, es la respuesta que dan desde los organismos internacionales del sector.
El paciente se sentirá integrado y la arquitectura deberá concebir un hospital amigable. Para empezar, y como ya se ha indicado, con elementos como el “stopstress”, cuadros con movimientos de agua para que la gente se relaje en las salas de espera y de urgencias.
En áreas sensibles, como la pediátrica, habrá una disminución del miedo y el estrés, con espacios coloridos y lúdicos, y apoyo psicológico adecuado. También habrá una transformación de azoteas hospitalarias en desuso para la creación de jardines que inviten al disfrute en el aire libre, como los que ya se ven en algunos centros.
A través del humor, habrá una humanización de los procesos intrahospitalarios para pacientes no solo pediátricos, sino también adultos. Espacios de teatro y entretenimiento, en un ambiente de ilusión y tranquilidad, entre otros muchos posibles aportes más allá de los estrictamente médicos, serán los encargados de alcanzar ese objetivo. Y se romperá la rutina de internación mediante talleres que fomenten la creatividad, el cuidado personal y las buenas sensaciones.
Otros instrumentos innovadores se anticipan, como la rehabilitación virtual a través de videojuegos para trabajar el tono muscular y la coordinación, complementando la rehabilitación tradicional, que servirá además para motivar a los pacientes.
Con la creación de espacios para el arteterapia, a fin de canalizar la expresión gráfica y simbólica de emociones y sentimientos, equilibrarán el estado de ánimo de quienes estén ingresados para procesos de larga duración.
Al mismo tiempo, camas inteligentes que captarán datos como la presión arterial, temperatura y ritmo cardíaco de los pacientes y todo tipo de nuevas tecnologías –la robótica será esencial–, habilitadas en dispositivos innovadores, harán de los hospitales un sitio donde la humanización permita a los pacientes recuperar su bienestar integralmente.