Quién es
Licenciado en Física, Eduardo Madirolas ha trabajado como profesor de matemáticas durante 30 años. Junto con su esposa Esther Pérez Vázquez, se inició en el camino de la Cábala, desarrollando una labor de enseñanza y difusión, en pequeños grupos y realizando talleres y otras actividades. Traductor de obras especializadas, dirige varios grupos de Cábala y desarrollo personal. Autor de “El Camino del Árbol de la Vida. Un curso de introducción a la Cabalá mística” y de “Senderos en el Jardín de la Conciencia. Manual de meditaciones cabalísticas”.
El 15 y 16 de este mes comenzará un ciclo de formación “La Cábala de la luz” en Afric Art, Valencia. Info: 96 392 60 81, info@circuloatlante.es
Aurelio Álvarez Cortez
-¿Por qué crees, Eduardo, que la Cábala ha quedado en un segundo lugar como fuente de conocimiento trascendente?
-En términos generales, la gente ha buscado un tipo de espiritualidad más profunda que no le daban las religiones convencionales, que hablara sobre la expansión de conciencia, de una nueva manera de estar en el mundo, y ha indagado en otras fuentes, como el taoísmo, el tantra, el chamanismo, etcétera. Eso responde a una necesidad moderna de la búsqueda de sentido y de valores que nuestra sociedad materialista, basada en el consumo y el hedonismo absoluto, tenía completamente relegados y que dejó al espíritu humano bastante insatisfecho.
En el judaísmo se ha dado este fenómeno. Los llamados yu-bu, judíos budistas, fueron los primeros que hicieron el tránsito por el misticismo oriental y se han dado cuenta de que en el fondo también está su propia tradición, sepultada por una serie de siglos de interpretación limitada, manipulada e interesada. Las mismas técnicas de meditación de Oriente están en Occidente, las encontramos en la propia Biblia, sobre todo en la Torá, el Pentateuco.
-En el Renacimiento hay un movimiento similar al que estás señalando.
-Sí, en el Renacimiento italiano algunos humanistas advirtieron que en la Cábala están las raíces de sus propias convicciones religiosas, cristianas. Entonces la Cábala empieza a penetrar en el mundo cristiano occidental, y más aún, se encuentra en la base de las escuelas de misterio occidentales “modernas”, donde encontramos la formulación renovada de misterios antiguos. En este momento la Cábala está experimentando una gran apertura. Antes había desconocimiento por falta de información y porque ha habido pocos maestros que hablaran al gran público.
-¿Qué papel entonces tiene la Cábala en la espiritualidad occidental?
-Es la matriz, pero evidentemente no es mejor ni peor que otras corrientes. Entronca con lo que es el árbol de la espiritualidad universal, del que han brotado retoños como el judaísmo como religión, también el cristianismo, el Islam… Subyacente está esa visión del mundo, su filosofía, sus prácticas, técnicas muy antiguas que quedaron relegadas.
-La Cábala parece una herramienta para el hemisferio izquierdo, muy racional, el Árbol de la Vida es una ecuación matemática.
-No, cierto es que una parte de la Cábala se halla muy sesgada hacia lo intelectual, pero el Árbol de la Vida es un sistema de tres pilares y estás hablando de solo uno, el izquierdo. En la Obra del Principio, el Génesis, trata sobre la filosofía, la cosmología, la concepción de la deidad, los mundos, los planos, las almas, y efectivamente eso es filosofía, teosofía, mística racional, y la mayor parte de la gente considera que eso es la Cábala. Sin embargo, la Obra del Carro, basada en el capítulo primero del Libro de Ezequiel, son las técnicas del éxtasis, de meditación e interiorización. Se las denomina técnicas secretas porque aunque afloraron claramente en el siglo XIII en España, con la escuela profética o extática, sin embargo fueron censuradas, incluso dentro del judaísmo. En la antigüedad las escuelas de profecía, de iluminación, muy mal entendidas, entre sus técnicas tenían la música, la danza, como técnicas fundamentales.
También en la Biblia encontramos que el rey Saúl ve que descienden los hijos de profetas por una montaña con sus danzas, cánticos, y al observar que ese espíritu es contagioso, él mismo se pone a bailar.
-Es decir que no sólo lo mental se enmarca en la filosofía cabalística.
-En el Árbol de la Vida están cartografiados los distintos momentos de la evolución, el primero es conocerte a ti mismo, que no tiene nada que ver con el intelecto. No es sólo un acto mental, intuitivo, que también, sino un afloramiento de estado de conciencia que sobre todo se ve en la acción. Permitir que seas tú mismo, corriendo totalmente el velo de tus contenidos psíquicos, incluidos los emocionales.
Lo que transmite la Cábala no es información, exactamente, sino que se trata de un procedimiento supramental. Entre las distintas vías de la Cábala está el estudio, que es fundamental, pero no intelectual porque no se trata de que seas matemático o numerólogo. El estudio es simplemente un modo de conexión, de meditación, basado en el intelecto, aunque lo que se pretende es trascenderlo.
-¿Qué diferencia a la meditación cabalística de otras?
-Muy poco. Pero digamos que en lugar de intentar vaciar la mente de todo contenido, la meditación cabalística intenta colmarla, ponerla en un sobrefuncionamiento con nombres, letras, etcétera, de forma tal que, en lugar de bloquear, quiere trascender a otras dimensiones.
-El lenguaje de la Cábala en un primer momento parece muy difícil.
-El lenguaje para la Cábala es algo ontológico, por eso entender por ejemplo el concepto de creación por la palabra cuesta mucho. Si decimos “mesa”, pensamos que es un nombre convencional que ponemos a un objeto, en cambio al usarlo cabalísticamente estamos operando con una serie de esencias o energías básicas de las cosas.
-Con un potencial creador…
-Claro. Según el Génesis, Dios crea el mundo mediante la palabra: “Y Dios dijo: Hágase la luz”. ¿Significa que antes había una cosa que da luz y que cuando lo dijo vino la luz? No, el “hágase la luz” es la propia luz, ese es el lenguaje divino.
-¿Puedes explicar en qué contexto no se puede nombrar lo divino?
-El Tetragrama de Dios (cuatro letras, las primeras del verdadero nombre) no se puede nombrar en ningún contexto. Los otros nombres de Dios, en un contexto meditativo, devocional, claro que se pueden pronunciar. No se debe en una forma frívola o banal. Entendamos que nombrar una palabra de este tipo, con peso ontológico, sagrada, de poder, es traer una energía que no se puede tratar de forma superficial.
Pero permíteme volver al Génesis, que dice en su primer versículo “Creó los cielos…”. El significado es que en el principio, mediante la manifestación divina llamada Elohim, creó las letras de los cielos y las letras de la tierra. Quiere decir, como vasijas metafísicas de luz, como contenedores de la luz infinita, de modo que manipulando las letras de la tierra, manipulamos las letras del cielo.
-Quiere representar una conexión muy estrecha.
-Hay una conexión directa, como si nos agarramos a un cable de tensión y conectamos a un potencial. Esta es la visión meditativa de las letras. La mejor manera de considerar los nombres hoy en día es como si se tratara de los denominados “operadores” en mecánica cuántica. Disculpa, pero como soy físico utilizo ese símil. La función de onda sería la luz infinita y los nombres de Dios actúan como si fueran operadores.
-La Cábala parece ser muy cuántica entonces…
-Visto así, sí. Existen en la Cábala dos tipos de conexiones fundamentalmente, una con el Árbol de la Vida y otra con el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Eso es como la dualidad onda – corpúsculo, cuando estás en conexión con el Árbol de la Vida te encuentras en el aspecto onda, una onda es algo que está extendido por todo el espacio, conectado con el todo. Cuando estás en el aspecto de conexión con el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, dualidad, etcétera, te encuentras en la representación tipo corpúsculo, tienes una entidad, una individualidad, por separado. Muy bien, ¿qué es lo que determina una u otra representación? Al igual que sucede en física, lo que determina que utilices un electrón para que se comporte como onda o como corpúsculo es el tipo de experimento que tú programes, la conciencia. Es decir, el estado de conciencia establece si estás en una conexión universal o individual… El observador.
-¿Cómo llegaste a la Cábala?
-Por una búsqueda personal. Con Esther (su mujer), hemos practicado Cábala siempre juntos. En la España franquista buscábamos, leíamos lo que se podía encontrar por entonces hasta que cayó en nuestras manos un texto que me impactó totalmente; fue un flechazo, era lo que yo quería. Nos fuimos a vivir a Londres y allí contactamos con un grupo, así empezó un nuevo camino.
-La práctica de la Cábala no es sólo para hombres, como tampoco es requisito ser rabino.
-Esa es una cuestión del judaísmo ortodoxo, la Cábala rabínica, hecha por rabinos fundamentalmente de un núcleo ortodoxo. El profeta Elías dijo a sus discípulos “… pongo al Cielo y la Tierra por testigos que tanto hombre como mujer, libre, esclavo, judío o no judío, pueden recibir el Espíritu Santo, sólo depende de sus actos”. Está todo dicho.
-¿Qué aspecto te interesa más de la Cábala?
-Las letras… pero en realidad me atrae todo. Destacaría también el aspecto de los niveles superiores de conciencia, los modos de llegar a ellos y cómo integrarlos en la vida cotidiana.
-Como humanidad, estamos lejos de esos niveles.
-Incluso de nosotros mismos, en lo personal. Sin embargo, de a ratos, todo el mundo tiene sus experiencias. La Cábala es un camino abierto a todos, es universal, se reformula, al igual que a lo largo de la historia ha ido tomando como vestidura por las distintas tradiciones o incluso modos de pensamiento: en un momento dado ha sido evidentemente neoplatónica, en otro se ha puesto ropaje hermético, hubo una influencia egipcia, babilónica, que asimila en su lenguaje, y hoy la Cábala es el lenguaje de la psicología moderna, sobre todo transpersonal. En mi libro “El camino del Árbol de la Vida” dedico un capítulo entero a correspondencias entre el Árbol, los mundos y la psicología de Ken Wilber.
-¿Los terapeutas deberían conocer mínimamente la Cábala?
-Pues estaría muy bien porque es uno de los caminos, yo personalmente estoy trabajando en esa vinculación cabalística. La Cábala considera al ser humano en su aspecto integral, pero para entendernos, en distintos niveles, el físico, el etérico, el mental, el espiritual e incluso el aspecto divino, la mónada.
-¿En qué nivel la Cábala sitúa la curación?
-Una persona sana lo está en la totalidad de sí misma, en todos los niveles. Y el cabalista como sanador, en este sentido, es como un catalizador.
-¿El azar existe?
-Cuanto más elevada esté la conciencia, habrá menos azar y más libertad. Parece una paradoja… La Cábala en esencia es libertad, si lo que pretendemos es llegar a la divinidad tenemos que ser completamente libres.
-¿Aquí y ahora?
-¿Por qué no?
-¿Hay alguien libre?
-Alguno hay, sí. El mandato que Dios le da a Abraham cuando le dice “sal de tu tierra y ve a la tierra que yo te mostraré” significa conócete a ti mismo, sal de tus hábitos, de tus programaciones, de todos los aspectos que están condicionados y te oprimen, y te mostraré la tierra, un símbolo de la tercera sefirá, que mana leche y miel. Entonces llegarás a una integración de los opuestos y la experiencia para ti será sustento y dulzura, gozo.