Dormir la siesta. El hombre primitivo lo hacía más de una vez en cada jornada, un hábito que luego se esfumaría porque la vida más acelerada y repleta de quehaceres así lo determinó.
Sin embargo, actualmente y desde hace años, los científicos han visto que tomarse un descanso, sueño incluido (léase siesta), es lo más sano, principalmente si se desea alcanzar una longevidad en mejores condiciones que las habituales.
Veamos a continuación qué beneficios se han comprobado si se practica esta costumbre tan saludable como es la de sestear.
Comencemos por lo que afirma unapsicóloga clínica e investigadora de medicina conductual del sueño en el Hospital Johns Hopkins, de EE. UU. La doctora Molly Atwood asegura que, en caso de no dormir bien por la noche, tomarse una siesta mejora “aspectos como el tiempo de reacción y la memoria” en el caso de que se tenga que estudiar o trabajar. Un descanso diurno de 20 a 30 minutos puede devolver el estado de alerta sin dejarnos aturdidos ni perturbar el sueño nocturno.
Las siestas además son sustanciales para mantenerse alertas y despiertos a médicos,pilotos de avión, choferes de autotransporte u otros que cumplen tareas por turnos. También para los adultos mayores que interrumpen el sueño nocturno por la necesidad de ir al baño. En estos casos, la siesta debe ser breve, sin exceder los 30 minutos.
En una de sus investigaciones, William Dement, “padre de la medicina del sueño”, logró que científicos de la NASA adhirieran a sus consejos sobre la siesta al medir su impacto en los pilotos que tenían que cumplir largos trayectos a través del océano Pacífico. Aquellos que dormían poco más de 25 minutos en el vuelo lograban mejor tiempo de reacción que quienes no lo hacían, que además sufrían microsueños en la delicada maniobra del aterrizaje.
Por su parte, neurólogos de la Universidad de Georgetown comprobaron queuna siesta incrementa la creatividad o cuando menos impulsa la actividadel hemisferio derecho, asociada con ella.
El responsable del equipo y autor de este estudio, el doctor Andrei Medvedev, dijo al respecto queel cerebro podría estar realizando “una limpieza útil, clasificando datos, consolidando recuerdos”.
Pero no solamente esto. Una siesta de entre 30 y 40 minutos puede proteger el corazón. En este tiempo la tensión arterial bajaría luego de una primera mitad del día cargada de estrés. Es lo que observaron científicos del Allengheny College de Pensilvania al estudiar la reacción de alumnos universitarios. De un grupo de casi cien estudiantes, la mitad durmió después de la comida y el resto continuó con otras actividades. Así quedó visto que los primeros tenían un 40% menos de probabilidades de sufrir un infarto de miocardio.
Asimismo,el año pasadoinvestigadores de la Universidad de Hertfordshire publicaron un estudio en el que se evidenció que quienes se toman un descanso siestero presentan un volumen cerebral mayor, acompañado de una mejor función cognitiva.
Es que, en efecto, dormir una siesta como rutina puede ser esencial para tener un cerebro sano y más grande durante más tiempo, de acuerdo con un estudio de laUniversity College de Londres. Así se expuso que aquellos que tienen este hábito poseen un cerebro 15 centímetros cúbicos mayor. Esto se traduce en un retraso de su envejecimiento de entre tres y seis años.
En una publicación realizada el año pasado se presentaron datos de individuos de entre 40 y 69 años, en los que se ve una relación entre la siesta (como rutina) y un mayor volumen cerebral. Este es un indicador que expone una buena salud del cerebro, también relacionada con un riesgo menor de demencia y otras dolencias.
Victoria Garfield, autora del mencionado estudio, destacó que “las siestas cortas durante el día pueden ser parte del rompecabezas que podría ayudar a preservar la salud del cerebro a medida que envejecemos”.
Entre paréntesis: en la Universidad de Colorado descubrieron que niños de tres años que se les privaba de la siesta presentaban una caída del 34% en las respuestas emocionales positivas.
Otro investigador, profesor de Psiquiatría de la Harvard Medical School, el doctor Robert Stickgold,halló en un estudio acerca de los efectos del sueño en el cerebro que las personas que llegan a la fase REM, cuando literalmente soñamos, posteriormente requieren de menos tiempo para realizar diversas conexiones entre ideas.
También vale una minisiesta
El psicólogo Leon Lack, catedrático de la Universidad Flinders, en Australia, asegura que una minisiesta de 10 minutos es suficiente para despejar la mente y, además, hacerla más productiva. “Es más efectiva que una de media hora”, según ha expresado.
Todo ello sin dejar de mencionar que las personas que tienen el hábito de hacer siestas breves reportan una mayor felicidad, en comparación con las que lo hacen un tiempo mayor.