Aurelio Álvarez Cortez
“Tuve una experiencia de poder percibirme coexistiendo en múltiples realidades a la vez. Yo en muchos lugares al mismo tiempo, de forma simultánea. No era una personalidad fragmentada, hoy en día lo sigo viviendo. Soy consciente de diferentes “niveles” de conciencia adonde mi ser se puede estar expresando ahora. Es una percepción muy personal, muy real. Lo único que ha dado una cierta explicación a esto es la famosa teoría del desdoblamiento del tiempo, por la cual se ha podido argumentar cómo tenemos diferentes percepciones de la realidad o identidades, y vamos teniendo experiencias en cada aspecto de esa realidad. Hoy siento la integración de esa multidimensionalidad en mi realidad cotidiana”.
Con estas palabras, Mari Carmen Vilata Climent cuenta cómo nació una idea: crear una síntesis que se convertiría en un método con su sello personal, El Arte de la Transformación. Una “síntesis que a través de diferentes perspectivas permite darte cuenta de que vivimos una realidad multidimensional, y así acceder a la esencia de tu ser, trayendo todas esas partes de ti aquí para poderlas manifestar, sin confundirte”, dice la terapeuta holística y directora del Instituto Aluna.
¿Qué sucede en la práctica con El Arte de la Transformación? “Es como aprender a surfear, independientemente de cómo sea la ola que te toque o adonde te lleve, sin que te sumerjas en ella. Hay que aprender a surfear con todo en la vida”, explica Mari Carmen, quien agrega: “Uno de los mayores problemas para el ser humano siempre ha sido identificarse con la experiencia; el yo se queda allí, atrapado, ya sea con dolor, con ese inconveniente, y lo sigue reviviendo. Con este trabajo vamos mucho más allá. Se aprende a estar en una experiencia y transformarla en el mismo momento, fluyendo con ella”.
A fin de poder concebir al ser humano desde todos los planos y ofrecer elementos que los nutran, concretamente el método propone primeramente un trabajo a nivel energético. “Como somos energía, hacemos un recorrido a través de los centros energéticos, los chakras. Así, recordamos verdades fundamentales, por ejemplo que lo único real es el amor. Esta es una verdad sagrada. En cada uno de los centros reside una verdad sagrada, se trata de aprender a fluir con esas leyes universales, y desidentificarnos de toda ilusión”.
También se abordan los arquetipos, a través de los cuales “reconectamos con esas partes de luz y de sombra que poseemos, para integrar las dos polaridades y ver los aprendizajes que tenemos, ya que si no los vemos, seguimos pegados a la experiencia porque no la resolvemos”, apunta Mari Carmen, y comparte un caso en particular: “Una joven estaba muy identificada con el arquetipo del amante, que lo tenía localizado en el segundo centro de energía; no era una casualidad, y aprendió a reconducir toda esa energía pasional de una forma positiva y no destructiva, sobre todo a través de las relaciones de pareja, que era donde ella desviaba la energía. Ahí integró la sombra. Hizo un trabajo de empoderamiento, que en este caso fue asumir la responsabilidad de esa sombra, transformarla a través de la energía ancestral y reconducirla a través de nuevas experiencias, tomando también la parte de luz”.
En referencia a otra herramienta fundamental del método, el árbol genealógico, Mari Carmen advierte que “disiento con la perspectiva que señala que nuestros maravillosos antepasados sólo nos dejan malas herencias, por eso trabajamos no solo con lo negativo que el árbol nos ha dejado. Es cierto que lo que genera mayores inconvenientes resulta ser lo no dicho, los secretos, aquello que ocultamos debajo de la alfombra, pero lo que ha quedado allí está diciendo que hay algo que hacer, que no se ha hecho, algo que se ha querido manifestar, un potencial que necesita tener un lugar. Por ejemplo, en mi familia necesitan tener un lugar los artistas. Mis hermanos son artistas puros y duros, el mayor canta, el segundo tiene una gran energía creativa, decora y pinta espacios. Yo siento que soy una artista que acompaña o facilita que cada uno esculpa su propia obra de arte, su propia vida”.
Es decir, conciencia energética, arquetipos y antepasados, una tríada que cuando se trabaja con ella provoca una transformación.
Además, en El Arte de la Transformación se suman aportes de, entre otras disciplinas, la Programación Neurolingüística (PNL) y el Diseño Humano, del cual Mari Carmen dice: “Incluyo el tema del perfil, que es fundamental conocerlo y algunas pinceladas más que ofrecen una conexión con el propósito o misión de vida. Explicamos cómo tu vehículo necesita expresarse aquí y qué es lo natural para ti; si te sales de él, el ser no se podrá expresar”.
En resumen, mediante El Arte de la Transformación “se puede acceder a la esencia ilimitada del ser, donde reside un poder infinito”. Es por ello que no hay “efectos secundarios, todo es positivo”, afirma la terapeuta.
La experiencia de quienes han vivido este aprendizaje se traduce en que todos “han tenido una transformación increíble, tomando nuevos rumbos, desarrollando proyectos novedosos y revolucionando sus vidas. Todos se alinearon con su esencia y vieron procesos muy fuertes”, logrando que sus debilidades se transformaran en fortalezas.
El Arte de la Transformación es un trabajo intensivo de tres meses, “No puede haber procesos largos. Nuestra biología está preparada para hacer cambios ya, mucho más rápidos”, concluye la directora de Aluna.