La imaginación es una cualidad maravillosa para la escritura creativa o para sumergirse en una novela de ciencia ficción o fantasía. Pero no es tan buena cuando se pone a trabajar, creando todo tipo de situaciones de pesadilla.
La ansiedad tiene muchas definiciones y descripciones. Como la que dice que es darse cuenta de que no tenemos control sobre las circunstancias y que el control, en realidad, es una ilusión.
Probablemente, hemos recibido todo tipo de consejos a lo largo de la vida para manejar la ansiedad. Algunos suelen comentar que pensar con miedo es como desear lo que no quieres. Otros aconsejan enfocarse en nuestro “círculo de control” y poner lo demás en el “círculo fuera de todo control“.
Ambos mensajes permiten mantener una cierta ilusión de control. Pero una tercera posibilidad es aprender a vivir con la verdad de que no tenemos control sobre mucho, o nada, en absoluto. Y así, en lugar de luchar para encontrarla u obtenerla, podemos rendirnos, encontrando paz, aceptación.
La aceptación, no está de más recordarlo, no es aquiescencia o pasividad. Todo lo contrario. Cuando estamos atrapados en un bucle de ansiedad, es difícil ver fuera de nosotros mismos. Sin embargo, aceptar nuestra falta de control suaviza el agarre de la ansiedad y nos permite involucrarnos a pesar de nuestros miedos.
La enseñanza de Ram Dass
El maestro espiritual contemporáneo Ram Dass entendió esta paradoja del compromiso pacífico cuando escribió: “Me han preguntado muchas veces si esta es la era de Acuario y todo está apenas comenzando, o si esto es el Armagedón y este es el final, y tengo que admitir que no lo sé. La forma en que normalmente me he enfrentado a esto es diciendo «sea cual sea el camino, mi trabajo es el mismo. Mi trabajo es calmar mi mente y abrir mi corazón, y aliviar el sufrimiento dondequiera que lo encuentre»”.
En lugar de pretender que tenemos el control o tratar de “manifestar” nuestra salida de la ansiedad, sus palabras ofrecen tres pasos prácticos que podemos poner en práctica.
Consejo Nº 1: Calma tu mente
Esta no es una tarea fácil, como cualquiera que se haya sentado a meditar lo sabe. Y para mente acelerada, resulta aún más desafiante. Pero esto es lo que a menudo nos falta en esta práctica.
Creemos que calmar nuestra mente es una especie de silencio, como silenciar a un niño. Pero calmar la mente no es una represión. Más bien, una mente tranquila es el resultado de la práctica de observar nuestros pensamientos, observándolos ir y venir sin temor ni favor, y prestando atención a los pequeños espacios vacíos entre los pensamientos.
Con el tiempo, esos espacios vacíos se ensanchan naturalmente, y nosotros descansamos en ese espacio ensanchado.
Consejo Nº 2: Abre tu corazón
La ansiedad termina siendo una sensación de cierre dentro del cuerpo y la mente. Buscamos proteger, salvaguardar, retirarnos. La práctica de la compasión —de llegar hacia fuera— nunca es más necesaria que en tiempos de ansiedad. Reconoce que no eres el primero en sentir esto, y no serás el último. Llegar, ya sea en la vida real o en tu imaginación, a aquellos que han sido/ son/ estarán en sus zapatos. Usa tu ansiedad para conectarte con el reino más grande de la humanidad.
Consejo Nº 3: Alivia el sufrimiento donde sea que lo encuentres
No importa cuánto lío podamos pensar que somos o cuán poco control tenemos sobre el futuro. Todos podemos hacer algo cada día para ayudar a alguien que está luchando. Al validar su dolor, soledad o miedo, lo normalizamos para ellos y para nosotros. Así es como comienza la curación.
Encontrar la libertad de la ilusión
El mundo está cambiando rápidamente en este momento. Viejos mantras y enfoques para manejar la ansiedad pueden no servirnos más. Pretender que tenemos control sobre las cosas no nos obliga a reforzar constantemente la ilusión.
Pero si elegimos la libertad en lugar de mantener la ilusión del control, entonces podemos trabajar y vivir nuestras vidas plenamente con o sin ansiedad.
Imagen: Jure Širić