Más de cien años de sabiduría

La historia de un médico anestesista contada por el periodista David Von Drehle. Enseñanzas para vivir con valor y serenidad

Cuando el veterano periodista David Von Drehle -columnista de The Washington Post, tras haber trabajado en Time, donde escribió más de sesenta artículos de portada como editor- se mudó a Kansas, conoció a un nuevo vecino con más de cien años, con el que aprendió una profunda lección sobre el significado de la vida.

Charles Herbert “Charlie” White no era un vecino cualquiera. Nacido antes de la creación de la radio, aprendió a usar el teléfono móvil, vivió un viaje épico por la era del jazz, protagonizó carreras de ambulancias entre gánsteres e improvisó técnicas para las primeras cirugías a corazón abierto.

Todas sus experiencias lo ayudaron a dominar estrategias que reflejan una pila de años de sabiduría humana.

Así fue que Von Drehle volcó en “Lo que aprendí de la felicidad” (Ediciones Maeva) memorias como muestra de una filosofía de resiliencia en una vida marcada por la autosuperación.

“Charlie tenía una gran habilidad para conocer gente, algo que le ayudó mucho porque sobrevivió a todos sus amigos originales. Él y yo entablamos rápidamente una amistad fácil y abierta, y durante nuestras conversaciones compartió con naturalidad las historias de su vida. Le gustaba contarlas y era un gran narrador”, recuerda el periodista, quien confiesa que no tenía intención de escribir un libro sobre él.

Fue solo después de su fallecimiento, al reflexionar sobre su vida, cuando se dio cuenta de que podía hacerlo.

Portada de “Lo que aprendí sobre la felicidad”.

En esta historia que combina recuerdos, historia y reflexiones, “la parte más difícil fue determinar el ritmo y la voz”, dice Von Drehle, aclarando que su deseo fue que “los cambios de la biografía a la historia, a la filosofía y viceversa se sintieran naturales”. White fue anestesista en una época de grandes cambios médicos. Al respecto, el periodista señala que “la personalidad de Charlie tenía una mezcla interesante: era un médico orgulloso de su trabajo, pero escéptico con respecto a la medicina. Ir al médico era su último recurso. El resultado era que podía hablar con mucha franqueza sobre su trabajo, porque no intentaba que pareciera misterioso. Tenía una humildad genuina que intento emular”.

El centenario médico se había formado profesionalmente antes del descubrimiento de la penicilina y la consiguiente revolución farmacéutica. “Aprendió en una época en la que la anestesia era un campo muy rudimentario. Los médicos generalistas de los años veinte y treinta tenían pocas respuestas eficaces a las necesidades de sus pacientes”, recuerda.

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Con la Segunda Guerra Mundial cambió todo eso, con la producción masiva de antibióticos y el rápido desarrollo de las técnicas quirúrgicas. “Esto marcó el comienzo de la era de la especialización, y Charlie aprovechó la oportunidad para formarse como anestesista, lo que le proporcionó una segunda carrera mucho más lucrativa que la primera”, apunta Von Drehle.

De este modo, “la intubación de los pacientes permitió realizar cirugías muy invasivas en el torso, y los mejores anestésicos permitieron cirugías más largas y complejas. Charlie participó en más de 15 000 cirugías, incluida la primera cirugía a corazón abierto en la ciudad de Kansas”, dice el periodista.

Un verbo, más que un sustantivo

Gratitud, simplicidad y resiliencia surgen como valores principales en su obra, por lo que la vida de su protagonista lo ayudó a comprender que “la felicidad es un verbo, más que un sustantivo; es un proceso continuo de entrenar los pensamientos y las energías de uno mismo para ser útil, ser amable, conectar de manera significativa con los demás y buscar el bien”.

La conclusión de Von Drehle es que “en ‘Lo que aprendí sobre la felicidad’ comparto el ejemplo de la vida de Charlie a lo largo de más de un siglo de agitación y cambio. Creo que él es un gran modelo de la sabiduría estoica, de la idea de que la verdadera libertad proviene de comprender que solo controlamos nuestros propios pensamientos y acciones”.

Convencido de que “no controlamos a las demás personas y no controlamos el destino”, afirma que “somos libres de elegir el tipo de personas que queremos ser, y si nos esforzamos por ser útiles a los demás, por ser amables, por ser valientes y buscar el bien, entonces tendremos una vida significativa sin importar las circunstancias que encontremos”.

Consejos para una vida plena

Lo que sigue a continuación son los consejos de Charlie White para una vida plena:


✔ Piensa libremente.
✔ Ejercita la paciencia.
✔ Sonríe a menudo.
✔ Saborea los momentos especiales.
✔ Haz amigos y consérvalos.
✔ Cuéntales lo que sientes a tus seres queridos.
✔ Perdona y procura que te perdonen.
✔ Siente profundamente.
✔ Observa los milagros.
✔ Haz que se produzcan.
✔ Sé blando a veces.
✔ Llora cuando lo necesites.
✔ Equivócate de vez en cuando.
✔ Aprende de tus errores.
✔ Trabaja mucho.
✔ Transmite alegría.
✔ Arriésgate.



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Stanislav Kondratiev
de Unsplash