Carla Iglesias
Aqua Aura
Como dijo Andreas Korte, “el topacio nos ayuda a percibir el amanecer de nuestro interior”. El nombre de esta piedra tan conocida viene de una isla en el mar Rojo, Topazos, hoy llamada Zabagard.
En tiempos antiguos casi todas las gemas de tono dorado se llamaban erróneamente de topacio. Este mineral de una variedad cromática muy amplia es utilizado en gemoterapia en sus tres colores más frecuentes: amarillo dorado, azul y transparente.
El llamado topacio imperial es de color dorado y normalmente se encuentra en pequeños bastones estriados, lo que nos garantiza que sean topacios verdaderos.
Los topacios imperiales vienen de la zona de Minas Gerais, Brasil, pero este es un mineral que se encuentra en muchos países como Afganistán, China, Australia, Namibia, Nigeria, Paquistán, Rusia y Estados Unidos.
Como piedra curativa, llama la atención que los primeros en apreciar esta gema fueron los egipcios, creían que su intenso tono amarillo dorado los comunicaba con su dios solar, Ra. Asociado a los nacidos en noviembre, el topacio imperial, como una “fuente de luz solar en una noche oscura”, es literalmente el símbolo de nuestro amanecer interior, una luz en la penumbra, nuestra guía para salir de nuestro letargo, de nuestra noche triste y negativa creada muchas veces como refugio para no exponernos a las enseñanzas y vivencias del aprendizaje evolutivo.
La energía del topacio imperial se asocia al plexo solar, a todos los órganos digestivos, a la fuerza de nuestra aura, pero sobretodo nos ayuda a transformar lo negativo en aprendizaje. Es un mineral que no necesita cuidados especiales, lo único que debemos tener en cuenta es que debe ser lavado con agua y potenciando con el humo del incienso. El aceite esencial de mandarina le aporta un soporte de fuerza a su estructura física y lo hidrata (2 gotas son suficientes), así también se verá beneficiado y reforzado nuestro campo áurico, regalándonos una energía de positivismo, fuerza, alegría y protección.
Para llevarlo junto al cuerpo como amuleto, lo conveniente es colgarlo de la cintura con un cordón o cadena, porque de este modo esa “batería” irradia luz desde el tercer chakra, alimentando todo nuestro campo energético.
Los topacios imperiales son piedras fáciles de programar, haciendo una pequeña meditación de diez minutos: tumbados, centrándonos en la respiración y visualizando que salimos de una especie de túnel con este “faro” de luz que nos guía, pedimos mentalmente al mineral que nos sirva de consejero y, poco a poco, nos va transformando en personas más positivas, con confianza en nosotros mismos, autosuficientes emocionalmente hablando, y más felices.
En medicina china se utiliza el topacio imperial para desatascar los meridianos. Para eso es necesario tener dos pequeñas piedras y dejarlas durante dos o tres minutos con un esparadrapo al principio y al final del camino del meridiano. En terapia, si se logra esa práctica en los meridianos afectados conseguimos una fuerza y calidad energética en muy poco tiempo. Como piedra curativa el topacio nos regula también las emociones que tengan que ver con la ansiedad y los problemas de descontrol en la alimentación, proporcionando un soporte energético a la hora de tratar la bulimia y la anorexia (además del apoyo de un profesional médico).
El topacio imperial es una de las “12 gemas sagradas” llamadas maestras y puede ser combinado siempre con cualquier mineral debido a su calidad de vibración elevada.
Animo a todos, no sólo a los nacidos en noviembre, que se acerquen a esta magnífica piedra y descubran en algún momento lo “divino” que hay en nuestro interior.
Piedra de diciembre: turquesa.