El Año del Mono de Fuego

Ludovica Squirru Darri presenta su "Horóscopo Chino 2016", de Urano


Aurelio Álvarez Cortez

El año que comienza se las trae, no hay duda. El “Horóscopo Chino 2016” editado por Urano y cuya autoría pertenece a Ludovica Squirru Dari parece confirmarlo, al menos eso es lo que se desprende de la rápida lectura que hacemos para poder extraer datos para conversar con ella. Esta argentina a punto de cumplir los 60 luce en la portada con un mono en sus brazos, y es que el 8 de febrero, el mes próximo, empieza el Año del Mono de Fuego. “Me estoy preparando para el cambio de década y para estar en alineación y balanceo cósmico y telúrico en un mundo que se encuentra en momento muy dificultoso”, dice para abrir el diálogo.

Este signo, afirma, “trae situaciones inesperadas, imprevisibles, cambios de último momento, es bélico, también muy improvisador, líder, tiene carisma. Al mismo tiempo puede no respetar a quien tiene al lado, desenmascararlo”. Sin embargo, significa “la lucha por un nuevo mundo, por ideales”. Buda, perteneciente a este signo, “vino para despertar conciencia”.

El tema se repite una y otra vez: “Venimos del año del dragón con un cambio muy fuerte en lo sistémico a nivel mundial. Las famosas profecías son convergentes; las mayas, las chinas, las celtas se cumplen, es un fin de ciclo”, expresa, para hacer hincapié en que “el tanatos está más presente que el eros, la destrucción más que la construcción”. Por ello lamenta que “el mundo debe purificarse lamentablemente a través de la guerra, la peste, la hambruna, las sequías e inundaciones, que no son castigo de los dioses, sino consecuencia de los actos de los hombres, quienes heredamos este planeta y del que somos responsables”. En esa línea, considera que “no basta una cumbre medioambiental en París”, sino “poner en práctica un nuevo paradigma”.

“Es un bumerán por lo que hemos generado como humanidad”, prosigue diciendo al referirse a la aparición de nuevas enfermedades o el resurgimiento de viejas, hasta ahora bajo control. Del mismo modo reseña lo anticipado en su libro respecto de los últimos acontecimientos que sacuden a Europa, en particular, a raíz de atentados terroristas y hechos vinculados con el fundamentalismo religioso. “Todo se ha polarizado, tanto, tanto… que si no hay inclusión no se puede sostener el desafío inmigratorio”, y agrega: “Esto no lo paramos en un día, en un año, se trata de una cuestión generacional, muy profunda. Los excluidos del mundo que no tienen amor ni futuro son responsabilidad del resto de seres humanos que vivimos en el planeta”. De las repercusiones sociales nadie sale indemne, “¿por qué pensamos que somos intocables?”, se pregunta, para plantear: “El mundo está literalmente en un momento en el cual, si no nos complementamos, como decía John Lennon, a todos nos quedará una deuda pendiente”.

En un párrafo destacado de su “Horóscopo Chino…”, Ludovica sugiere “no escapar al karma, sino mirarlo de frente, pagarlo y seguir”, para sostener la cuestión previamente tratada. Al respecto comenta que el príncipe Sidartha “llegó a ser buda porque se dio cuenta de que debía salir a ver qué pasaba fuera, cuando descubrió que en el palacio donde vivía todos le mentían sobre lo que era la verdadera vida, la vejez, la muerte, la enfermedad. Renunció a todo y se marchó, prometiendo volver. Comprendió el sentido de la vida, la misión que tenía, hasta que se iluminó, y regresó. En la vida estamos postergando por comodidad cosas que son para nosotros, no nos movemos del lugar donde estamos seguros. Hay que rebelarse con el deseo de salir de la jaula y disfrutar de los frutos sagrados de la vida”.

Al lanzar una sugerencia para tenerla muy en cuenta este año, sintetizó: “Debemos escucharnos”, para explicar seguidamente: “No paramos ni cinco minutos al día para ver qué nos pasa interiormente. Minutos antes de salir de la cama, respira, toma conciencia. Me gusta el yoga, que transforma la energía. Y en el momento previo a dormir, repasar qué hicimos, si fuimos o no solidarios o nos traicionamos, escapando de nosotros mismos”. Y todo esto porque “la cita de este año es con uno mismo y a quien quiera evadirse el mono le cobrará peaje, el mono nos enfrenta con nosotros mismos”.

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Ludovica por último invita a “reformular la vida antes de que llegue el año nuevo chino, para tener más paz y armonía, y volver a celebrar la vida; empezar con los pequeños rituales sea cual sea la creencia religiosa que tengas. Compartir lo que traemos desde tantas historias de nuestro árbol genealógico, filosófico y de credos. El mundo tiene infinitos matices… ¡Vamos a divertirnos!, el mono es alegre, compinche, tiene magia, dejémonos enamorar de nuevo por la vida”.



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Stanislav Kondratiev
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