Emi Zanón
Escritora y comunicadora
“Existe una alienación por la sobreabundancia de estímulos externos que vienen de la televisión, internet, etcétera. Estímulos que no paran de acosarnos. Creo sinceramente en la necesidad del silencio para que uno pueda encontrarse a sí mismo, para reflexionar, para aburrirse incluso.
El ser humano tiene que centrarse y analizar el problema”. Laurent Gounelle
Parto de esta premisa del escritor, economista y psicólogo francés Laurent Gounelle, autor de varios best-sellers, entre ellos “El hombre que quería ser feliz”, para hablar este mes de la alienación contemporánea. No pretendo hacer un juicio de valor. Este artículo tiene tan solo la finalidad de invitar a la reflexión sobre el uso que hacemos de Internet, el tiempo que le dedicamos, la imagen que proyectamos, y un largo etcétera. Cada día se escribe más sobre ello y se tiene más consciencia de las consecuencias que la sobreexposición en redes provoca.
La alienación es un proceso que se puede dar tanto a nivel personal como en un colectivo. Un proceso por el cual un individuo o colectivo se convierte en alguien ajeno a sí mismo, es decir, que su conciencia se transforma de manera que se pierden o anulan las características propias dadas por su condición o su naturaleza, según resumen los expertos.
La alienación existe desde que el hombre es hombre, lo sabemos. No es algo nuevo en nuestra sociedad contemporánea, solo que cada vez tiene diferentes manifestaciones o caminos para alejarnos de lo que realmente somos. El miedo, el pecado, los propios padres, los deportes de masas, las ideologías… han sido y siguen siendo algunos de esos caminos manipuladores. Por lo tanto, afirmar que las redes sociales son las causas de la alienación que experimentan millones de personas en la actualidad no sería correcto, pero sí certero decir que son una de las principales causas.
Las adictivas pantallas, los peligros de la sobreexposición en redes, la explotación infantil y la falsa felicidad son un hecho fehaciente. Todo o casi todo es artificio, todo está en venta, todo es felicidad impostada, realidad ficticia, explotación de la intimidad. ¿Por y para qué? ¿Cuál es la finalidad? ¿Dónde queda lo más íntimo de uno mismo? Manipulación de las emociones. Inseguridad. Soledad. Separación del Yo.
Herbert Marcuse, en su libro “El hombre unidimensional”, ya decía el siglo pasado que la autonomía y la espontaneidad no tienen sentido en un mundo prefabricado de prejuicios y de opiniones preconcebidas.
Liberarnos de todo el artificio, prejuicios e ideas preconcebidas, buscar nuestra esencia, nuestro camino, nuestro bienestar y equilibrio a través de la reflexión, del silencio, de la conexión con la Madre Naturaleza, haciendo un uso responsable de la maravillosa herramienta que es Internet, y con ella las redes sociales, nos ayudará sin duda a ser más felices y a resolver muchos de los problemas de autoestima y frustración a la que nos vemos sometidos cada vez más en nuestra sociedad actual. Que nuestra felicidad no dependa de los likes que cada día conseguimos en las redes.
La tecnología nos lleva a un futuro inimaginable donde todo, cualquier cosa que en este momento imaginemos, podrá ser una realidad, pero es muy importante que vaya acompasada con nuestro humanismo. Que no perdamos nunca la conciencia de que somos mucho más de lo que aparentamos y que nuestra continuidad como especie depende de nosotros, depende de uno mismo y de no dejar nuestro poder personal en manos de la manipulación.
Tú, con tu libre albedrío, tienes el poder de cambiar las cosas. Tienes el poder de “ser tú mismo”.
¡Feliz mes de marzo y feliz llegada de la primavera!