Atravesar espejismos

Diálogo con Christian Franchini, realizador del documental "Qamaska", visión integradora del ancestralismo en un mensaje convergente

Christian Franchini, escritor y realizador de cine independiente de temas vinculados con la nueva conciencia y el despertar espiritual desde las diferentes tradiciones místicas, ha publicado varios libros donde redescubre y expone el valor del “Camino en espiral” desde las distintas tradiciones místicas.
En esta oportunidad el director nos cuenta sobre su primer documental desde un enfoque chamánico, en el cual expone una interesante visión integradora del ancestralismo en un mensaje convergente, clave en estos tiempos.

-¿Es posible comprender al chamanismo como un camino espiritual?

-Sí, por supuesto. Es necesario primero diferenciar el chamanismo con bases ancestrales del chamanismo turístico, aquel que es solo para la foto. Si consideramos los valores originarios vinculados en una estrecha relación con toda la naturaleza en Ayni o reciprocidad mantenida en todos los niveles, asegurando de esta manera un equilibrio de fuerzas, es posible descubrir una profunda espiritualidad práctica que fue conocida en todo América, más allá de todo dogma y creencias.

-¿Qué transmite el documental “Qamaska”?

-Inicialmente el mensaje de Lobo Blanco y Onca Nina Warmi, ambos referentes del chamanismo urbano que se basan en el ancestral “Camino del Corazón”, una forma diferente para el occidental de entender y experimentar el contacto con los universos sutiles más allá de la mente y los sentidos.

-¿Cuál es el significado del término qamaska?

-Podemos decir que qamaska es un estado de conciencia. Es quien logra integrar sus fuerzas comenzado a vislumbrar una nueva realidad, a la que podemos denominar como “propia”, más allá de la red de maya… de las ilusiones y las falsas percepciones que el sistema impone. Es algo que requiere atravesar espejismos, lo que actualmente se denomina a “salir de la matrix ilusoria”, un aspecto que implica centrarse en el corazón, ya que la salida es hacia adentro, no desde la mente dual donde el humano es fácilmente manipulable.

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-El trailer del filme menciona el despertar de un sueño…

-Efectivamente, este nuevo estado de conciencia implica despertar de un sueño, también a ser conscientes de nuestro propósito en la medida que recordamos. Es importante destacar que el mismo proceso de “recordar”, palabra que proviene del latín y hace referencia a re-cordis, que literalmente significa “volver a pasar por el corazón”, haciendo que cada situación sea “experimentada” y no solo comprendida desde la mente, plantea toda una diferencia en como aprendemos y recorremos nuestro camino.

-¿Quiénes participaron en el documental?

-Lobo Blanco y Onca Nina Warmi fueron los anfitriones y quienes transmitieron su mensaje, que es transversal en las distintas culturas. Se sumaron representantes de las distintas comunidades ancestrales de América, como ser la Isla del Sol (Bolivia), la comunidad Lakota de Norte América (del Clan del Oso), representantes de Colombia, del sur de Chile y Perú.

También participaron sacerdotes q´eros, que vinieron especialmente desde Cusco; Manuel Jerillo y María Apaza, un alto misaioc de la comunidad q´ero.

-¿Fue un encuentro convergente de estas distintas comunidades nativas?


-Sí, El documental se filmó a fines del 2016 en un encuentro realizado en Buenos Aires, convocado y organizado por Lobo Blanco y Onca, en el cual participaron referentes de distintas comunidades nativas de Sudamérica que mencioné.

Me propusieron registrar en un filme este encuentro convergente que duró tres días, donde se transmitió el saber ancestral en forma de directa. También estuvo presente el desafío de ser parte del encuentro, no solo como cronistas o testigos… algo que sabíamos desde el inicio sería crucial a la hora de registrar cada momento “desde adentro”, aspecto que logramos atravesar con el equipo y los participantes.

-¿De escritor a realizador de cine?

-Bueno, es algo que fue parte de un recorrido como investigador de lo que hoy se denomina “la nueva conciencia”. Por muchos años fui redescubriendo y publicando distintos aspectos de este saber ancestral en formato de artículos, post, como también en talleres vivenciales y cursos. El cine me permitió encontrar una nueva forma de transmitir este mismo mensaje, que fui develando en la medida en que me adentraba a profundizar sobre la espiritualidad como un camino de autoconocimiento, más allá de un sistema de creencias. Exploré un mensaje que curiosamente es muy similar en los diferentes tiempos y culturas, que tiene que ver con reconocernos como protagonistas de nuestra realidad, desde una existencia plena, más allá de lo que conocemos como una experiencia biológica en donde apremian las necesidades y el confort formateados por la cultura.

Lo curioso de este “salto al cine” es que desconocía este medio. No tenía una formación académica sobre esta forma de narrar, fui aprendiendo en cada proyecto algo que parece ordenarse “misteriosamente” en la medida en que emprendo cada nuevo viaje, que inicia en el mismo desarrollo del guion (o los bloques narrativos), algo que se da desde la magia y la sincronicidad.

Después los recursos necesarios se organizan, personas que se suman, las casualidades mismas en cada etapa, los momentos que se pudieron registrar en la filmación y que toman un orden en el montaje final, conforman una lógica narrativa que fue orgánica, algo que pude experimentar de forma intensa en el rodaje de “Qamaska”.

Más información del documental en www.kuteq.com.ar/qamaska.html y sobre el realizador en www.christianfranchini.com/blog



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Stanislav Kondratiev
de Unsplash