Mar Tarazona Beltrán
Odontóloga
Vitamina A. Se trata de un nutriente esencial para nuestros dientes ya que ayuda a mantener sanos los diferentes tejidos que forman nuestra dentadura y mucosa bucal y además favorece la síntesis de esmalte. Previene la boca seca y ayuda a la boca a cicatrizar rápidamente.
Se asocia la deficiencia de vitamina A con la presencia de llagas o aftas bucales y los labios secos. Se encuentra en frutas (albaricoque, melón, calabaza, zanahoria y batata), vegetales de hojas verdes y productos de origen animal como la ternera, el pollo, el pavo o el pescado.
Vitamina C. Esta vitamina protege el sistema inmunitario, ayuda a mejorar el aspecto y la salud de la piel, como también a regular la producción de estrógenos. Se encuentra principalmente en los cítricos, kiwi, mango, papaya, piña, brócoli, pimientos, verduras de hoja verde, tomates.
La vitamina C fortalece las encías y el tejido blando de la boca. Es buena para la cicatrización y curación de los tejidos. Además nos protege contra la gingivitis, la etapa previa a la periodontitis, pudiendo evitar la movilidad de los dientes.
También es esencial en la creación del colágeno necesario en el mantenimiento de una buena salud dental y debido a sus propiedades antioxidantes ayuda a neutralizar los oxidantes destructivos de la boca.
Vitamina E. Ayuda a aliviar algunos de los principales síntomas de la menopausia, como sofocos, sudores nocturnos, ansiedad, la sequedad de la piel o insomnio. Asimismo, protege el corazón y evita el envejecimiento celular, especialmente de la piel.
La acción de la vitamina E puede contener la inflamación y prevenir la gingivitis y la enfermedad periodontal, ya que es un poderoso antioxidante natural que ayuda a sanar el tejido y detener el sangrado.
Se encuentra en los aceites vegetales como el trigo, el girasol, el maíz o la soja. También en los frutos secos como las almendras y la semilla de girasol o en las verduras de hoja verde.
Vitamina D. Es un componente esencial para un cuerpo sano con huesos y dientes fuertes. Promueve la renovación ósea saludable, el crecimiento celular normal y el equilibrio hormonal, todo ello importante para las mujeres que pasan la menopausia.
Esencial para absorber el calcio que consumimos, la vitamina D nos ayuda a evitar la pérdida de masa ósea que conlleva a la osteoporosis, muy habitual en la mayoría de las mujeres al llegar la menopausia. A medida que las mujeres envejecen, su capacidad de absorber vitamina D disminuye, por lo que se hace necesaria su incorporación en la dieta.
Se sintetiza con la luz del sol, por lo que conviene salir a caminar unos 20 minutos al día con la protección solar adecuada.
En cuanto a los alimentos, podemos encontrarla en los pescados grasos, como el salmón, el atún, la caballa y la sardina. El hígado vacuno, el queso y la yema de huevo contienen cantidades menores.
Vitaminas del grupo B
Juegan un papel muy importante en la producción de hormonas, en el funcionamiento del metabolismo y mejoran la calidad del sueño, el estado de ánimo y son antioxidantes. Ayudan a compensar la fatiga menopaúsica, así como a recargar y reiniciar la energía.
Estas vitaminas están relacionadas con la producción de nuevo tejido gingival, por lo que su deficiencia afecta a los tejidos de la boca y la lengua; además puede provocar el síndrome de la boca ardiente.
Vitamina B1 (tiamina). Evita el estrés y la ansiedad propios de esta etapa y favorece el funcionamiento del sistema inmunológico. Se encuentra en levaduras, legumbres, cereales integrales, avena, trigo, maíz, frutos secos, huevos, carnes de cerdo, carnes de vacuno, patatas y alimentos enriquecidos.
Vitamina B2 (riboflavina). Tiene importantes efectos antioxidantes y participa en la producción de glóbulos rojos, evitando la anemia. La falta de vitamina B2 está relacionada con la aparición de úlceras bucales o labiales y alteraciones en las mucosas, la lengua o los labios. Se encuentra en mayor cantidad en la leche, los huevos, el salmón, la ternera, las espinacas, los espárragos y el brócoli.
Vitamina B3 (niacina). Ayuda a la formación de las hormonas sexuales y del estrés en las glándulas suprarrenales, evitando muchos síntomas de la menopausia, entre ellos el estrés y la ansiedad. La encontramos en las carnes, los pescados, los frutos secos, los lácteos, los huevos, los cereales integrales, las legumbres, la levadura de cerveza, el germen de trigo o el aguacate.
Vitamina B5 (ácido pantotéico). Ayuda a evitar el aumento de peso ya que participa en el metabolismo de los carbohidratos, grasas y proteínas de los alimentos. También ayuda a controlar los sofocos y el estrés debido a que esta vitamina es responsable de la producción de hormonas esteroideas como testosterona, estrógeno y cortisol.
Podemos encontrarla en el hígado y riñones, la levadura, la yema de huevo, el brócoli, el pescado, los moluscos, el pollo, la leche, el yogur, los champiñones o el aguacate.
Vitamina B6 (piridoxina). Reduce la hinchazón y mejora nuestro estado de ánimo (proporciona sensación de bienestar, evitando la ansiedad y depresión) al participar en la producción de serotonina, melatonina y norepinefrina. Podemos tener problemas de memoria e incapacidad para concentrarnos si tenemos los niveles de vitamina B6 bajos.
Las mujeres la utilizan para el síndrome premenstrual y otros problemas de la menstruación, para las náuseas matinales al principio del embarazo, para parar el flujo de leche materna tras el parto y también para la depresión relacionada con el embarazo y la menopausia. Se encuentra en alimentos como cerdo, pollo, pavo, pescado, cereales integrales, huevo, legumbres, soja, cacahuetes, patatas, plátanos y aguacates.
Vitamina B7 (biotina). Nos ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre y a mantener nuestro cabello, piel y uñas sanas y bonitas. Se encuentra en las yemas de huevo y el brócoli.
Vitamina B9 (ácido fólico). Ayuda a prevenir la pérdida de memoria y evitar la depresión y la ansiedad. Podemos encontrarla en las verduras de hoja verde, hígado, guisantes, garbanzos, arroz integral, espárragos, avena y aguacates.
Vitamina B12 (cobalamina). Participa en la producción de glóbulos rojos y de hemoglobina, evita la acumulación de grasas convirtiendo estas y las proteínas en energía. Unos niveles bajos de esta vitamina pueden causar mareos, vértigos o palpitaciones y en la boca podrían agravar una gingivitis y periodontitis ya existente.
Se encuentra en los lácteos, los huevos, la carne, las aves de corral y los mariscos.
Y finalmente la vitamina K. Estudios recientes han demostrado que está directamente involucrada en la formación ósea y la mineralización de nuestros dientes. Además contribuye en la prevención de la gingivitis. La podemos encontrar en alimentos como las hortalizas de hoja verde (espinacas, acelga, lechuga, col, etcétera), verduras como el brócoli, la coliflor y el repollo, así como el pescado, la carne y los huevos.