Extraer las muelas del juicio, ¿sí o no?

Los terceros molares marcan el inicio de la edad adulta

Mar Tarazona Beltrán
Odontóloga

Los terceros molares o muelas del juicio suelen salir y ocupar su posición en la boca alrededor de los 18 años, marcando el inicio de la edad adulta. Estas muelas erupcionan para avisar que es tiempo de crecimiento y de cambios. Provocan que la persona comience a vivir de acuerdo con sus ideales, buscando sus verdaderas aspiraciones y procurando encontrar el mejor camino.

Las muelas del juicio ayudan al mantenimiento del instinto de supervivencia, alertándonos cuando hay riesgos, ya sea para el cuerpo o el alma. Tener problemas con esas muelas es una señal de que el individuo está pasando por un cambio en su madurez. Hay que tomar decisiones, sin importar la edad que se tenga.

Esta pieza está relacionada con la capacidad de la persona de unirse con su parte mística. Quienes carecen de las muelas del juicio realizan su trabajo interior con mayor dificultad y su funcionamiento está más orientado a la vía del conocimiento que a la vía mística.

Cuando hay dificultades para integrarse en el mundo donde se vive, el individuo puede desarrollar una alteración en esta muela.

De allí que se origine un gran dilema sobre la decisión de extraer o no las muelas del juicio. Para ello se necesita realizar una historia clínica muy detallada, informándonos sobre todos los problemas relacionados con la salud del individuo.

Es importante tener una ortopantomografía, técnica utilizada en odontología que permite al dentista ver todos los dientes del paciente y determinar su número, posición y crecimiento, incluyendo aquellos que aún no han salido. Este estudio nos dará una visión general de toda la boca y descartar mediante diferentes técnicas -como la electroacupuntura de Voll, Kinesiología, Terapia Neural- que las muelas del juicio no están actuando como campos interferentes (toda aquella irritación que desencadena un efecto patológico a distancia).

Interferencia

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A continuación detallamos los factores a tener en consideración a la hora de que una muela del juicio pueda actuar como campo de interferencia, siendo siempre indicada la extracción:

  • Todas aquellas muelas que se encuentran en mala posición o retenidas en el hueso, ya que no tienen espacio suficiente para su erupción. Este problema es cada vez más común debido a que el ser humano ha evolucionado. El tamaño de los arcos maxilares disminuye por el tipo de alimentación, cruce de raza, etcétera.
  • En la edad avanzada se produce una atrofia fisiológica de los maxilares, pero el tamaño y las dimensiones de la muela no se reducen. Por esta razón se produce una presión neural por irritación del conducto del dentario o del seno maxilar. Pueden empeorar los síntomas si es mayor el tamaño del seno maxilar, si se mastica por un solo lado, si falta alguna pieza vecina y se forman bolsas periodontales con bacterias que nos estimulen negativamente amígdalas y ganglios cervicales, si hay bruxismo o alguna pieza tratada, etcétera.
  • Todas aquellas que parecen “sanas” ya que no han sufrido ningún tipo de tratamiento, pero sirven de pilar para sostener prótesis fijas o removibles o que lleven cualquier tipo de obturación metálica. Si trabajan como pilares, la presión por masticación se incrementa sobre dicho diente, produciéndose una sobrecarga. Como también puede ocurrir en el caso de una oclusión traumática. Se produce una mayor irritación a nivel del conducto y del nervio dentario que conlleva problemas a nivel de las vértebras cervicales C2 y C3.
  • Las muelas del juicio superiores que por su tamaño o posición están bloqueando los movimientos mandibulares fisiológicos, como la masticación, apertura, o protrusión, produciéndonos dolores de cabeza, vértigos, otitis, etcétera.

Si las muelas del juicio están sanas, salieron completamente, están posicionadas correctamente y podemos mantener una buena higiene, no sería necesario extraerlas ya que son un aporte valioso para la boca.

clinica@clinicadentalmartarazona.com



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