La escritura creativa para el bienestar personal

"Es una de las expresiones del Ser, y como tal, es arte"

Emi Zanón
Escritora y comunicadora

En mayo pasado, en la biblioteca de Buñol, con motivo de la celebración de la I Semana de la Salud, tuve el placer de impartir un taller sobre escritura creativa enfocada en el bienestar personal. Desde aquí, mi agradecimiento a tod@s l@s asistentes y, en especial, a Bea Collado y Blanca Marzo, organizadoras del evento, por la oportunidad de compartir. ¡Fue una tarde magnífica!

Hace unos años pensábamos que solo eran artistas los que nacían con algún don o talento, y que solo era arte lo que ellos hacían. Hoy en día, nos vamos conociendo mejor y nos vamos despojando de tabúes y prejuicios, a la vez que nos hacemos conscientes de que en todos y cada uno de nosotros reside un gran poder: el de la creatividad.

Un poder que, para poder ejercitarse, necesita de un requisito esencial: ser auténticos. No seguir las modas, ni imitar a nadie, que no sea una voz impostada ni dirigida por terceros (en el caso de la escritura).

Cuando ejercitamos el poder de la creatividad, estamos abriendo las puertas a nuestro hemisferio derecho, intuitivo, femenino, creativo… y con ello, al equilibrio, al bienestar personal, porque entonces abordamos la vida desde nuestros dos hemisferios cerebrales: el racional y el intuitivo.

Muchas de las personas que en esta última década se han lanzado a la escritura lo hacen como una terapia necesaria: cuentan su vida, comparten sus experiencias vitales, desahogan sus penas y sus traumas… y se sienten mejor. Es lo que se llama la “literatura del yo”. Es una buena forma de empezar a escribir.

Luego, dependiendo de lo que cada uno vaya desarrollando, se puede llegar a una literatura más artística, creando obras cuya originalidad sea capaz de evocar imágenes y sentimientos, pero también generar nuevas perspectivas sobre la realidad, provocando reflexiones en el lector.

En aquel taller se escribieron cartas íntimas (que no se enviarían) dirigidas a alguien del pasado o del presente, o persona ficticia o a una parte de uno mismo (a sus miedos, sus inseguridades, o a su niño interior).

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Algunos de los asistentes quisieron compartirlas, y también leímos cartas de Isabella Guezzi, uno de los personajes de ficción de mi novela “Las cinco estaciones de Vivaldi”,publicada por la Editorial Sargantana, en la que podemos ver de qué manera tan terapéutica utiliza la escritura:

“… Alejada de sus plazas y canales, de sus iglesias, de sus hermosos palazzos, de su música, de sus fiestas y… por encima de todo, alejada de su madre, Isabella, y de su hermana pequeña Anna Isabella, con quienes no había podido compartir el dolor y el vacío de la ausencia dejada por la trágica e inesperada muerte de su padre Carlo Baldassare Ghezzi y aquellos desdichados invitados…

… con dolor le dije adiós
y mi corazón se resquebrajó.
Solo quedaron pedazos,
que cayeron
uno a uno
al desorientador y aterrador vacío.
Ya no tengo ojos
excepto para la oscuridad del vacío…

… escribía Isabella en una carta a su hija Julietta al poco tiempo del suceso. Una carta que nunca llegó a su destino, ya que nunca fue esa su intención”.

Cuando desarrollamos nuestra capacidad creativa, desarrollamos también la concentración, la memoria, la imaginación. Se generan nuevas cadenas neuronales, mejoran la comprensión y el sentido crítico. Además de la salud mental y emocional, se reduce el estrés, aumenta la autoestima y la confianza en uno mismo.
Seguiría hablando de otros beneficios, pero finalizo diciendo que la escritura es profundamente liberadora y enriquecedora.

La poesía, las cartas, los diarios, los relatos cortos…  ¡Anímate! ¡El poder de la creatividad está esperándote! Y tu bienestar personal también.

¡Feliz mes de julio y verano!

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Imagen: Vlada Karpovich



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