La caja del tiempo

Tenemos el poder de gestionar nuestra vida y nuestras prioridades

Emi Zanón
Escritora y comunicadora

El tiempo acelerado y la forma de vida actual nos lleva al estrés, incluso sutil e incrustado de tal forma que no sabemos que lo tenemos. Pero lo cierto es que se vive, se experimenta el tiempo, el día a día, con mucho estrés.

Por citar algunos ejemplos relacionados con la cultura, ahora se anuncia una película seis meses antes de que la hayan rodado o terminado. Los libros, antes esperabas con ilusión las novedades, ahora, sin haberlos llevado a imprenta siquiera, ya te anuncian que reserves tres meses antes, o más, un ejemplar. Hace muy poco, para ponerte al día de lecturas científicas oscilabas entre 20 o 30 lecturas, ahora, 100 ó 200. Es evidente que la velocidad de los cambios es… ¡impresionante!

En los últimos años, el mundo capitalista y consumista nos ha limitado las posibilidades de independencia al crearnos necesidades artificiales que nos han alejado de nuestra auténtica esencia espiritual. Sin embargo, como siempre insisto, tenemos el poder de gestionar nuestra vida, nuestro tiempo y nuestras prioridades. Aprender a saber vivir, es más que nunca necesario. Aprender a gestionar el tiempo, sabiendo que lo experimentamos con la mente, es una de las importantes claves del bienestar.

Espero que el siguiente microrrelato os pueda ser de ayuda.

De regreso a casa, una tarde de otoño, cansado y estresado de un largo día de trabajo y obligaciones, me encontré en las “cuatro esquinas” a un vendedor ambulante que había desplegado en el suelo su insólita mercancía sobre un tapiz de lana multicolor. Yo miré de reojo y pasé de largo. Pero el vendedor, un hombre anciano de acusados rasgos asiáticos, llamó mi atención con unos cuantos objetos entre sus manos. "Señor, señor, un momento, mire qué cosas tan maravillosas tengo: este frasco contiene tres gotas del elixir tibetano de la eterna juventud; esta piedrecita es una chirla de la auténtica piedra filosofal, créame; y esta caja de alabastro, tan preciosa, con estos petroglifos, es la caja del tiempo maya; con ella podrá tener todo el tiempo del mundo".
Me dio risa y al mismo tiempo sentí compasión por ese pobre hombre. "No, gracias, gracias, no me interesa". Pero él insistió. “Sólo son tres euros, pero señor, le aseguro, que no se arrepentirá".
En fin, seguramente por no oírlo, o quizás por auténtica compasión, saqué de mi bolsillo los tres euros y entonces me dio a elegir. De los tres artículos que me ofrecía, el más bonito era la caja de alabastro maya, según él, “la caja del tiempo”. Así que, dudando de sus insólitas y maravillosas propiedades, cogí la caja del tiempo y rápidamente la metí en un bolsillo de mi chaqueta.
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"Adiós, señor, muchas gracias, no se arrepentirá", me repitió con reverencia hasta que lo perdí de vista.
Cuando llegué a casa y me quité la chaqueta, observé, por el peso, que “la caja del tiempo” estaba en un bolsillo. La saqué y la dejé sobre una mesilla.
Después de ducharme y sentarme en el sillón, para ver un rato la tele, tuve curiosidad por la caja de alabastro. Intenté abrirla y me costó lo suyo. Parecía que la habían sellado con silicona.
Me serví de una tijera para abrirla y, mientras tanto, me eché a reír socarronamente. ¡Por supuesto que es la caja del tiempo! ¡El tiempo que me está haciendo perder...! ¡Será posible...!  ¿Esto qué es? En el interior de la caja del tiempo un trozo de goma elástica, que apenas medía un centímetro, y una pequeña inscripción en un trocito de papel: "El tiempo es una goma elástica. Estíralo y encógelo a tu antojo, porque el tiempo lo hacemos real al momento que lo pensamos”. Ciertamente, fue una gran enseñanza.
 "El tiempo lo experimentamos con la mente, no es algo que podamos tocar, ver, degustar o escuchar. Por lo tanto, depende de nosotros de qué manera lo queremos vivir".

“La caja del tiempo”, de mi libro “Dayal, miradas al interior”.

Dejo también el enlace al artículo “Aprender a viajar en el tiempo”, que escribí en 2020 y complementa estupendamente al de este mes:

https://emizanonsimon.blogspot.com/2020/02/aprender-viajar-en-el-tiempo.html

¡Feliz mes de junio!

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