Sayari Mati.
Facilitadora de tantra, círculos de mujeres, reiki y profesora de yoga
Maithuna o mithuna es un término sánscrito utilizado en el tantra que hace referencia a la unión sexual en un contexto ritual. Así pues, el maithuna tántrico es la antigua ceremonia donde los yoguis tántricos realizaban su unión sexual y reproducían la danza cósmica de lo femenino y lo masculino, siendo representados tradicionalmente a través de las figuras de Shiva y Shakti, esencias masculina y femenina del Espíritu Uno, Dios-Diosa.
Tradicionalmente la ceremonia del maithuna tántrico era grupal, ya que la energía de los participantes se sumaba y apoyaba a las parejas.
En la actualidad su práctica expresa también una profunda sanación de la relación de la pareja, pero también con la propia sexualidad y con cada uno en particular.
Esta ceremonia pretende sanar los desequilibrios, llevar luz a la oscuridad y consciencia de todo lo que domina las profundidades de la mente inconsciente sobre la relación hombre-mujer.
El maithuna se realiza alrededor de un altar central que simboliza el mándala o círculo de la creación. Cada pareja construye su propio altar y su propio círculo sagrado que es el símbolo de la unión que trasciende el ego individual.
El círculo sagrado de cada pareja es su protección y también brinda garantía de intimidad, además la energía de unión que genera, se propaga creando también una energía de grupo en el que las parejas comparten el prasat (comida bendecida), la danza, el canto y el masaje.
En realidad la pareja tántrica no realiza esta ceremonia en busca de placeres autogratificantes sino que encuentra ese placer en la fusión del uno con el otro en unión con sus energías, un espacio en el que dos se hacen uno y una ceremonia que exige por lo tanto un gran trabajo de sanación previo.
En el ceremonial del maituna se realiza el ritual de los cinco elementos, el Pancatattva.
En este ritual la pareja tántrica ofrece el uno al otro, para su degustación, una muestra simbólica de los cinco elementos: vino-aire, carne-fuego, pescado-agua, cereales y fruta-tierra, el quinto elemento estaría representado en sí por la presencia de lo femenino en ambos-eter.
El ritual de Pancatattva reviste también un simbolismo de desapego: el tantrica no se apega a ninguna norma de Maya y como símbolo de ese desapego, come y bebe ritualmente alimentos considerados como tamásicos y que apartan de la vía del yoga (carne, pescado, vino).
El ritual tántrico
Después de haberse bañado ambos en un delicioso, perfumado, espumoso y afrodisíaco baño, se dirigen cogidos de la mano al altar. El amado ha realzado la belleza de la Shakti colocando collares en tobillos y cintura, ha pintado su cuerpo, le ha lavado sus pies y honrado como si de una Diosa se tratara.
En el centro del mandala, el círculo cósmico con un triángulo de poder en medio de la luz de las velas, los inciensos y demás objetos de poder.
Ella es la Shakti, la maga, la amada, la Diosa… Encarna el poder de la luna y el esplendor fecundo de la naturaleza.
Su amado, su adorador, su Shiva, se acerca, le ofrece una copa de vino, pintándole una media luna o un punto rojo de pasión en la frente.
Coloca la mano en su corazón, mientras ella hace lo mismo para abrir sus chakras y estimular el poder del amor en cada uno de ellos. Shiva lleva un pedacito de carne a la deliciosa boca de Shakti. Shakti lleva un pedacito de pescado a la boca de Shiva. Mutuamente se dan al disfrute de otros manjares afrodisíacos que van estimulando poco a poco su pasión.
Sentados con piernas cruzadas uno frente al otro, se miran a los ojos, se miran hasta lo más profundo, hasta descubrir el brillo del alma enamorada en el fondo de su ser.
Shakti lleva su mano izquierda al corazón de Shiva, mientras su amado hace lo mismo, sus manos derechas permanecen cogidas formando un círculo de amor.
Crean un puente energético entre sus mutuos corazones, un puente de luz que une sus almas a través de las manos, la mirada directa y profunda de sus ojos. Sienten los latidos de su corazón, van poco a poco armonizándose, uniéndose, fusionándose como si fuesen un único corazón que palpita en cada uno de ellos, como si fuesen una sola respiración. Una misma alma sintiendo lo mismo en cuerpos diferentes.
Cuando Shakti se siente preparada se sienta encima de Shiva, abrazándolo con piernas y brazos, juntando ambas frentes, fusionándose, siendo uno en la profundidad del abrazo cósmico, tántrico…
Comienza el beso suave, profundo sin que el tiempo y el espacio importe, sin que nada importe, sin prisas, sin pensar, fluyendo hacia la vacuidad.
Hacen el amor sin prisas, sin metas, en pura meditación desapegada y ofreciendo a la vez, el mayor disfrute y gozo al otro.
El orgasmo no es el final de la fiesta sino el principio de la celebración. Permanecen unidos, meditando en esta Danza Cósmica de Shiva y Shakti.