Neurociencia, bienestar y pandemia

Datos presentados en el Primer Simposio Virtual Internacional de Neurociencias y Bienestar

Organizado por la Fundación Ineco y el Banco Interamericano de Desarrollo, se realizó el Primer Simposio Virtual Internacional de Neurociencias y Bienestar, con la participación de quince expertos bajo el título “Construyendo la neurociencia del bienestar durante y después de la pandemia”. Los especialistas expusieron datos y consejos a fin de sobrellevar el impacto generado por la Covid-19 en la salud mental, en particular en las personas más vulnerables que han transitado meses de incertidumbre, miedo, parón económico, restricción de libertades de circulación, escasez, distanciamiento social, entre otras difíciles situaciones.

Teresa Torralba, presidenta y directora ejecutiva de Ineco, en la apertura destacó que el grado de bienestar “afecta a nuestro cerebro y mente para convertirse en un aspecto relevante de la salud”, señalando el nivel alto de vulnerabilidad que se evidencia en la sociedad.

Recomendaciones y estudios alentadores

El neurocientífico y fundador de Ineco, Facundo Manes, precisó que “en los últimos años aprendimos que nuestro cerebro se transforma de manera constante a lo largo de la vida y que cada uno de nosotros puede influir de manera positiva en este cambio permanente”.

Entre algunas herramientas útiles en estos momentos, mencionó las siguientes:aceptar y experimentar las emociones negativas, trabajar la forma en que pensamos y expresamos los sentimientos, establecer metas posibles, disfrutar de los momentos más simples de la vida, practicar deportes, dormir 7 u 8 horas, tener una dieta saludable, gestionar el estrés, manejar las expectativas y ser más resilientes.

Renato Oliveira e Souza, jefe de la Unidad de Salud Mental para la Región de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), expuso que “reacciones comunes como el miedo, la angustia y la incertidumbre se observan en aumento, al igual que el estigma social y la exclusión. Todo esto nos trae muchos trastornos mentales”.

A la par, expresó que “existen desafíos como la sobrecarga de información, rumores de noticias falsas, falta de información correcta o precisa que nos generan más estrés y preocupación. Es por ello que es necesario reforzar el enfoque comunitario para ayudar al prójimo, con la mira puesta en la reconstrucción de la salud mental de las poblaciones”.

David Raichlen, antropólogo y profesor en el área de Biología Humana y Evolutiva en la Universidad del Sur de California en Estados Unidos, planteó por qué el cerebro necesita ejercicio para estar saludable.

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En tal sentido, afirmó que “los cambios cardiovasculares son principalmente una respuesta al esfuerzo físico asociado al ejercicio, el cual puede, a su vez, mejorar la resistencia”. Además, aludió a un estudio de más de 7.000 personas de mediana edad y adultos mayores en el Reino Unido, publicado en Brain Imaging and Behavior en 2019. “Los resultados indican claramente que el ejercicio puede beneficiar el hipocampo del cerebro y sus funciones cognitivas”, según informó.

Además se observaron vínculos evidentes entre el ejercicio aeróbico y positivos efectos en otras partes del cerebro, como la expansión de la corteza prefrontal. Tal aumento de esta región se ha relacionado con funciones cognitivas ejecutivas más agudas, que incluyen aspectos de planificación, toma de decisiones y multitarea, habilidades que, como la memoria, tienden a disminuir y se degradan aún más en presencia de Alzheimer.

En el cierre del simposio, Facundo Manes compartió su esperanza de que al término de la pandemia “vamos a tener un mundo más altruista, más resiliente, con la mirada puesta más en el otro y con la valoración del intercambio social tan necesario como especie humana”.

Fuente: Víctor Ingrassia (Infobae)



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